Catamarca
Viernes 10 de Mayo de 2024
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El arte americano de Santiago Cogorno

Viviana Ponieman

Las obras que Santiago Cogorno realizó entre 1949 y 1962, con la mirada puesta en América, se presentan en el museo Sívori, acompañadas con la publicación de un libro. La muestra y su documentación en este gran volumen es una iniciativa de Heriberto Arbolave, amigo y admirador del artista.
Santiago Cogorno nació en Buenos Aires en 1915 y se radicó en Italia con sus padres en 1923. Se inició en la pintura con Raúl Soldi, continuó estudiando con Atilio Bernasconi y entre 1932 y 1935 estudió en la Academia de Brera.

Sus obras fueron expuestas tanto en Europa como en América del Sur y obtuvo entre otros el premio "Augusto Palanza" (1956), el de Honor del Ministro de Educación (1958) y de la Crítica de Arte al artista más destacado de su generación (1966). Falleció en 2001.

Cogorno, al que llamaban el Picasso argentino, artista exuberante y pasional, brilla en el panorama de la plástica desde mediados de los 50. Sus obras más conocidas son sus mujeres y flores pintadas con elocuencia y soltura, así como las potentes y conmovedoras esculturas en madera de sus últimos años.

Arbolave conoció a Cogorno por sugerencia del crítico Blum, y quedó prendado por sus pinturas. Comenzó a visitar el taller de la calle Charcas, donde el artista le mostraba sus pinturas y hasta le permitía quedarse mientras trabajaba. Así comenzó una amistad y una devoción que llevó al organizador de esta muestra a tomar notas de sus conversaciones, y hasta documentar fotográficamente los procesos de producción.

El resultado de este acompañamiento está plasmado en esta muestra y en el libro con una exhaustiva investigación acerca del arte americano de Cogorno, su etapa menos difundida, e incluye junto con las múltiples imágenes, textos de críticos e investigadores como Sigwart Blum y Hugo Monzón, comentarios de los artistas Leopoldo Presas y Carlos Alonso y de los escritores Syria Politti y José Viñals, entre otros, y la coordinación de esta edición está a cargo de Telma Satz.

En esta exposición se puede reconocer la búsqueda del artista que pintaba América cuando estaba en Italia y el mediterráneo cuando estaba en Argentina, a través de una enorme cantidad de témperas sobre papel, grandes óleos y grabados.

El pintor despliega el abanico cromático como pocos. Para Presas que compartió la amistad y un expresionismo regido por el color y la figura, Cogorno era uno de lo que mejor manejaba la témpera, y lo recuerda, cuando él mismo había abandonado la pintura, preguntándole siempre si estaba pintando. Esta preocupación da cuenta de esa necesidad física de un pintor de raza.

Para Cogorno, como para muchos otros, la mejor parte es cuando se mancha por primera vez la hoja en blanco. Después viene esa batalla del pincel y la materia, de la emoción y la composición, donde pareciera que se va la vida en ello.

Cuenta Arbolave que lo vio raspar bellísimos trabajos porque no lo convencían y empezar de nuevo, para mantener la frescura del gesto y el fluir de la línea en movimiento.

Cogorno se planta frente a lo americano desde su identidad, absorbe el territorio, las costumbres y los personajes, pinta la vegetación y las geografías del altiplano o de las tierras calientes, no las representa como una tradición folclórica o del paisaje, sino que extrae la pulpa.

Recurre a las tejedoras, o a la imagen de la mujer acostada, síntesis e ícono precolombino, creación de estas culturas americanas, utilizada tanto por los artesanos de los pueblos como por grandes artistas europeos contemporáneos como Henry Moore.

Las recrea una y mil veces mientras metaboliza, diseños y tejidos, ritmos y colores, para devolver lo esencial. Sus manos tejen nuevas texturas, repujan la materia y crean tramas en los cielos, fondos a lo "Cezanne", imaginería con un cierto espíritu "chagalliano". Mujeres que son paisaje, tatuadas por los ríos y la urdimbre de sus cantos.

Según Graciela Limardo, curadora del museo, la voz americana de Cogorno sobreimprime las figuras femeninas recostadas que evocan un tipo de esculturas precolombinas mesoamericanas llamadas "Chac Mool", sobre una tradición figurativa que proviene del arte europeo.

De este modo Cogorno encarna una mirada mestiza, destilada entre pueblos originarios e inmigrantes, en un recorrido que muchas veces linda con la abstracción, donde expresa la exuberancia americana y el desborde propio, para crear nuevos ritmos, y una simbología que alimenta de grafismos , frutos de la tierra y acciones cotidianas.

En una paleta variada y sutil, que puede pasar de los azules intensos a los ocres y naranjas, expone el espíritu americano multicolor, con alegría y sensualidad. Una invitación para deleitarse y volver a creer en la pintura en el museo Sivori de martes a viernes de 12a 20 y sábados, domingos y feriados desde las 10.

Fuente: Télam

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