Y apunto: "me gusta la expresión de editor como mensajero, pero las tecnologías no siempre son usadas de forma afortunada. Creo que vamos muy rápido sin detenernos en lo que importa".
Los editores universitarios, evaluó el especialista, "desde la edición y producción de textos científicos, comprendemos un importante papel en la divulgación. Sabemos que los canales como las librerías se encuentran vigentes, pero tampoco desconocemos las nuevas herramientas, que además constistuyen una forma privilegiada con la que contamos, y aprovechar sus posibilidades es una obligación".
Para el colombiano, "es necesario avanzar en la apertura de nuevos espacios, pero hay que diseñar estrategias, el debate debe ir más allá, es importante conocer como llega el material al lector. El lector hace parte de nuestro juicio como editores".
Por parte, Sayri Karp, de México, señaló: "el 50 por ciento de los mexicanos no asisten a bibliotecas, hay un muy bajo nivel de lectura. Sin embargo, en el 2006, el gobierno distribuyó más de 30 millones de libros y nadie los lee".
"En la universidad, pensando qué pasa con la lectura, nos dimos cuenta que hasta la gente formada no sabe realizar un trabajo de investigación. Porque el problema de la lectura es de la infancia, es un tema de acumulación de información, la gente llega al doctorado y no sabe como asimilar un texto académico", explicó la editora.
Y señaló: "creo que a los alumnos hay que enseñar a definir la información con la que se encuentran, lo importante es saber interpretar y leer entre líneas, requiere mayor complejidad, es una lectura cooperativa, distinguir entre datos, ideas y conceptos".
A su turno, Rocio Maresco Prieto, una editora española que trabaja en China, dijo que "China es un país donde existen muchas desigualdades internas, hay una gran diferencia entre la población rural y urbana, esto repercute en el mercado editorial".
"El precio de los libros no supera los 4 dólares, es importante destacar que es una sociedad que esta ante un proceso de transición absoluto: el gobierno autorizó hace unos años la reglamentación para exportar libros, antes de esto había grupos editoriales muy condicionados por el régimen", mencionó.
Y afirmó: "pero hay una necesidad de conocimiento muy fuerte, y hoy en día está vigente. Todo está en proceso de transición, y está cambiando muy rápido".
Carlos Díaz, un joven editor de la editorial universitaria Siglo XXI, expresó que "nuestra experiencia es la publicación de libros académicos. Cuando pienso en mi catálogo sé que hay dos grandes grupos de libros: el de autores argentinos, para ser consumidos en el mercado local, que tiene una circulación bastante restringida fuera de la Argentina".
"Y el otro grupo, que son las traducciones, que circulan mucho más por América y España, porque las ideas circulan con más facilidad de norte a sur, sigue siendo así", dijo Díaz.
Pero aclaró: "eso no significa que las ideas no viajen. No siempre el formato es el libro, también es Internet, congresos, papers; muchas formas de circulación, pero desde la industria la situación es más compleja".
Fuente: Télam