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Miercoles 08 de Mayo de 2024
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Entre masacre y tragedia, el antropólogo social Diego Zenobi analiza Cromañón

Diego Zenobi, antropólogo social e investigador del Conicet y de los sucesos de Cromañón, sostuvo que las denominaciones de "masacre" y "tragedia" que se utilizan para definir aquella noche del 30 de diciembre de 2004 que le costó la vida a 194 personas "muestran una lucha por la clasificación que expresa posiciones diversas en torno de la asignación de responsabilidades".
"Familiares, sobrevivientes y amigos le han puesto un nombre muy claro a lo sucedido: ´masacre de Cromañón´, porque ellos entienden que hay actores que son responsables de haber conducido a la muerte a cientos de jóvenes", precisó Zenobi durante una entrevista con Télam.

Y enseguida apuntó para completar la panorámica que, en cambio, "las leyes y decretos estatales relativos a subsidios o atención hospitalaria para familiares y sobrevivientes -así como los medios de comunicación- hablaron siempre de una ´tragedia´".

La pelea semántica es apenas una parte de la problemática que Zenobi estudia y que le permite afirmar que "Cromañón siempre fue un suceso incómodo que tensionó al progresismo y la centro izquierda. Creo que esa tensión continúa vigente", según opinó.

Con una tesis de doctorado en antropología social que recientemente fue editada como libro bajo el título "Familia, política y emociones. Las víctimas de Cromañón entre el movimiento y el Estado", el investigador sostuvo que "para comprender la dinámica interna del movimiento Cromañón, entendí que era importante abordar cómo se relacionaban los familiares y los sobrevivientes con el Estado y con la política".

Al desmenuzar esa situación, detalló que "para ser reconocidos como víctimas por el aparato estatal (para ser querellantes o para cobrar un subsidio que en el caso de los familiares fue de mayor monto) debieron recorrer circuitos burocráticos diferentes. Este tratamiento diferenciado contribuyó a reforzar el carácter autoevidente de la condición de víctima de los familiares y de su legitimidad al interior del movimiento".

"Con respecto al tema de la política -abundó- para los familiares su lucha es una cuestión política. Pero la política no es para ellos una actividad esencialmente buena o mala sino que es una cuestión relacional: según quién actúe políticamente y según cuál sea el contexto de situación, puede ser utilizada positiva o negativamente y aparece como una categoría ambigua".

Consultado acerca del rol de los familiares, Zenobi consideró que "el movimiento Cromañón es muy heterogéneo y todos realizaron un gran esfuerzo por construir espacios de consenso en medio de un profundo dolor y sufrimiento y quienes disputaron con ellos muchas veces intentaron deslegitimar sus posiciones aduciendo que su capacidad de razonar estaba limitada a causa del dolor".

En el mismo sentido, el antropólogo añadió que "por tal motivo para ellos siempre fue importante trabajar para evitar ser vistos como personas ´sacadas´, ´enceguecidas por el dolor´, ´irracionales´. y lograr ser reconocidos como actores socialmente legitimados para llevar adelante una lucha política y jurídica. Esa búsqueda siempre me pareció lúcida, admirable y conmovedora".

Con el foco puesto en la capacidad de movilización de ese colectivo, destacó que "numerosas personas incluidos funcionarios, bomberos, policías, músicos y empresarios fueron juzgados. Luego de la intervención de diferentes instancias -tribunal juzgador y cámara de casación- la gran mayoría de ellos fueron condenados a penas de prisión".

"Si bien actualmente la mayor parte está en libertad esperando a que se resuelva su situación -y a pesar de que el entonces jefe de Gobierno Aníbal Ibarra fue sobreseído de la causa penal-, esto también es un logro notable para el movimiento de víctimas", insistió.

Télam -¿Qué significa que Cromañón hoy sea un no-lugar todavía habitado por los restos de esa noche?
Zenobi -He visto esas imágenes de remeras ennegrecidas, zapatillas amontonadas, manos rasguñando las paredes… esas imágenes se constituyen en índices que expresan muertes desesperantes y violentas. Cuando vemos las imágenes de Cromañón 10 años después, vemos que esas muertes estuvieron bien lejos de ser pacíficas y naturales. Para quienes las ven como muertes evitables, son muertes sin sentido: al ver esos índices del sufrimiento uno no puede menos que sentir un profundo y angustiante vacío.

T -¿Y que se haya restaurado la circulación vehicular en esa zona?
Z -La calle Bartolomé Mitre fue reabierta pero el santuario sigue en pie, lo que obliga a hacer un leve desvío. A un costado está lo que queda de la Plaza de la memoria. Cromañón dejó esas marcas en el espacio urbano y ya nadie podrá removerlas. En ese sentido, la circulación vehicular podrá restablecerse, pero el retorno a lo que podríamos llamar "normalidad" ya no es posible.

Fuente: Télam

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