A partir de su designación como Ciudad Cervantina de la Argentina por parte de la UNESCO -ya que Azul posee el mayor acervo cultural fuera de España- y como una forma de celebrar dicho nombramiento surgió este festival.
"Está inspirado, de alguna manera, en el Festival Cervantino de México, pero con una fuerte impronta comunitaria", explicó Bendersky en diálogo con Télam.
"Este encuentro es el corolario de un trabajo anual, no sólo desde la organización sino también por el esfuerzo conjunto de las instituciones intermedias, colectivos de artistas, escuelas, centros barriales, que estimula a iniciar proyectos que luego adquieren visibilidad en estos días de noviembre", sostuvo el director.
"Si bien no tenemos una real dimensión de la importancia que va ganando el festival dentro de la agenda cultural nacional, notamos que genera sorpresa y curiosidad y eso nos motiva cada año a seguir trabajando por una edición mejor", consideró el alma mater del encuentro.
Bendersky contó que "cuando uno recorre la ciudad por estos días nota una atmósfera diferente, cargada de electricidad. El simple hecho de que más de 600 vecinos estén directamente vinculados al festival, ya sea porque actúan u organizan alguna de las 140 actividades previstas, genera una dinámica diferente".
"Uno de los puntos en los que hay que trabajar aún es en pos de la participación de algunos sectores de la sociedad que todavía no hacen suyas ciertas manifestaciones culturales", advirtió.
En ese sentido, agregó, "consideramos que la relación que el festival establece con las escuelas es fundamental, ya que genera desde la niñez un empoderamiento de los bienes culturales".
El responsable del encuentro cultural ejemplifica: "Todos los años el festival procura la participación de las escuelas rurales del partido, en esta edición ya pudieron participar los alumnos de lugares alejados de un espectáculo gratuito de Libertablas en el Teatro Español, un espacio donde muchos de sus padres no entran porque de alguna manera los inhibe".
Otro ejemplo son los más de de 1500 chicos de las escuelas que participaron de una edición ilustrada del Quijote, cuya primer y segunda parte acaba de ser editada y que constituye un caso único en la historia de la iconografía quijotesca.
De esta manera la séptima edición dejará una nueva obra en la ciudad. "Así como recibimos un gran legado cultural -las colecciones cervantinas y hernandianas, la platería mapuche, las obras del arquitecto Francisco Salamone- nos sentimos en la obligación de cuidar este volumen para las nuevas generaciones", sostiene Bendersky.
Entre otros artistas invitados, figuran en la grilla el artista plástico Carlos Regazzoni, el dibujante Rep y los escritores Pablo Ramos y Alberto Laiseca.
"Más allá del nivel de los espectáculos y de la propuesta heterogénea, creo que lo que más impacta a los visitantes es el entusiasmo y la pasión con la que vivimos un festival que nos conmueve, moviliza, convoca y enorgullece como comunidad", finalizó Bendersky.
Hasta el próximo domingo las calles de esta ciudad sorprenderán a los espectadores con obras de teatro, intervenciones, muestras de arte y música, que invitarán a soñar con una época en la que sólo se luchaba contra los molinos de vientos.
Fuente: Télam
