¿Qué es lo que hace que una foto, una leyenda, resulten imposibles de olvidar? ¿La respuesta es tan obvia? ¿Existe algo obvio? En el caso de esta foto, de esta leyenda, lo que las vuelve imposibles de olvidar es saber cómo era el mundo cuando uno no estaba pero mucho después iba a estar rodeado por fantasmas, de una materialidad que no necesita adjetivos.
El texto y la foto se reproducen para esta agencia por amabilidad de la licenciada en Historia por la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) Bettina Alejandra Favero, compiladora de Voces y memoria de la inmigración, publicado por Eudem, la editorial de la univesidad del balneario.
"En la provincia de Buenos Aires, las sierras de Tandilia bajan hacia el Atlántico. Allá, donde las lomadas de roca se aproximan lentamente y se pierden en el mar, se erige la capilla de Santa Cecilia, mandada a construir en 1873 por Patricio Peralta Ramos en honor a su fallecida esposa, Cecilia Robles.
"La capilla, estilo neobarroco colonial de líneas simples y paredes blancas encaladas, se encuentra ahora rodeada de construcciones modernas, pero en los comienzos, un caminito de tierra desdibujado permitía su acceso. A sus alrededores se estacionaban los carruajes que trasladaban a las familias a las fiestas religiosas y patrias, llamados por las campanas.
"En el interior se puede ver el Altar Mayor con una imagen de la Virgen y Mártir Santa Cecilia. El ara está hecha con la quilla de un barco que encalló en Punta Iglesia y en el cielorraso reposa un óleo de La coronación de Santa Cecilia.
"Al comienzo de la nave central, yacen los restos de Eduardo Peralta Ramos, hijo del fundador de la ciudad y si se mira hacia arriba se puede observar en la cúpula un fresco que muestra los torsos de unos ángeles que miran hacia abajo rodeados por nubes y el cielo azul.
"Cuenta la historia que cuando Cecilia Robles falleció como consecuencia de un parto, su espíritu no quiso quedarse solo sino que prefirió trasladarse a las tierras de su marido, para poder vigilarlo y continuar cuidando y viendo crecer a sus hijos.
"Para esto necesitó la ayuda de los ángeles, quienes la llevaron volando en sus brazos hasta su destino. Al llegar a los territorios de la actual ciudad, se quedaron maravillados con el paisaje. Les gustó la costa, en la cual se suceden cabos y pequeñas bahías a lo largo de su recorrido, donde los acantilados y las piedras juegan con el mar y forman dibujos decorativos.
"Les gustó la inmensidad del océano y el movimiento infatigable de las olas, cuyo canto termina con la soledad de las playas. Y les gustó ver de noche la luna reflejada en el espejo del agua y el amanecer, cuando el sol comienza a dar brillo a las pequeñas ondulaciones del mar.
"Tanto adoraron el lugar que decidieron quedarse. Vagaron de un lado a otro por el solitario páramo hasta que años más tarde encontraron refugio en la cúpula de la capilla. Desde entonces, vigilan la ciudad y por la noche, cuando todos descansan, dejan el lugar para admirar la belleza y tranquilidad de la playa y jugar con la arena fría y húmeda". (Télam).-
pch
Fuente: Télam
