Estos mensajes, relativamente improvisados, han ido configurando en estos dos meses una suerte de “pastoral pontificia”, expresada al estilo de Bergoglio, con palabras simples y directas. Y, como era de esperarse, más allá de los muros vaticanos, este “magisterio” por entregas ha despertado un enorme interés y la demanda de una mayor participación, al menos como espectadores.
Como se dijo, a las 7 en punto, todos los días, Francisco oficia la misa en la capilla de la Casa de Santa Marta –donde vive, ya que no quiso mudarse al Palacio Pontificio para estar “a la vista de la gente”-, frente a grupos de empleados del Vaticano, de todas las categorías, que se turnan para asistir a esta cita diaria. El Papa nunca está solo en esas ocasiones. Concelebra la misa con cardenales y obispos que están de paso por El Vaticano, o con sacerdotes, y frente a los residentes permanentes u ocasionales de la casa. Un centenar de fieles en total. Jardineros, gendarmes, guardas de los museos vaticanos, bomberos, contadores, empleados administrativos de los distintos servicios desfilan por la capilla cada día y son testigos de algo inédito: ven al Papa sentarse a rezar y meditar entre ellos, como uno más, al concluir la misa, frecuentemente en la última fila de bancos.
Caroline, una joven francesa empleada en el Vaticano, dijo al Osservatore: “Vi con emoción al Papa dirigirse hacia el asiento a mi lado al fondo de la capilla, sentarse, y ponerse a rezar. Finalmente, la cosa más linda que se podía hacer en ese instante era rezar junto a él”.
Luego el Papa saluda uno a uno, lo que genera luego un incremento de la demanda de fotos al diario vaticano, l’Osservatore Romano, dado que todos quieren tener la suya.
Federico Lombardi, director del Centro Televisivo Vaticano y vocero de la Santa Sede, dio explicaciones a quienes reclamaban acceso a la totalidad del oficio y no sólo a la síntesis que transmiten Radio Vaticana y el Osservatore Romano. La explicación es que se trata de una misa en presencia de un grupo reducido de fieles –unos 50 por lo general- cuyo carácter “familiar” el Papa quiere conservar. Explícitamente ha pedido que no fuese transmitida en directo.
Las homilías de Bergoglio en Santa Marta no se basan en un texto escrito, aclaró el vocero, sino que son espontáneas. Por lo tanto, una publicación completa requeriría de una edición y revisión del texto, por parte del propio Pontífice, pero esto ya sería algo diferente de lo que Francisco pretende hacer cada mañana.
Por lo tanto, dijo Lombardi, tras considerar la cuestión, se decidió que lo mejor es publicar una síntesis lo más amplia posible, que incluye citas textuales que reflejan “el genuino sabor de las expresiones del Papa”. Es lo que diariamente hace el sitio vaticano, mientras que la Radio y el Centro Televisivo Vaticano ofrecen una síntesis más breve pero incluyendo respectivamente tramos del audio e imágenes.
Lombardi aclara que en las actividades papales se mantiene cuidadosamente “la diferencia entre las diversas situaciones y celebraciones, así como el variado nivel de compromiso de los pronunciamientos del Papa”.
“Así, en ocasión de las celebraciones o actividades públicas del Papa, transmitidas en directo por televisión y radio, las homilías y discursos son transcriptos y publicados integralmente. En el caso de celebraciones más familiares o privadas se debe respetar el carácter específico de la situación, de la espontaneidad y de la familiaridad de las expresiones del Santo Padre. Las soluciones adoptadas respetan por lo tanto antes que nada la voluntad del Papa y la naturaleza de la celebración matutina, al mismo tiempo que permite a un amplio público acceder a los principales mensajes que el Santo Padre ofrece a los fieles incluso en tales circunstancias”, dice el mensaje del vocero.
Es lógico el interés mundial que han despertado estas misas papales en Santa Marta. Ha sido en ellas que el Papa ha expresado conceptos que no dejan indiferente a nadie.
Que la Iglesia no es una ONG piadosa, que si la administración y la burocracia tienen preponderancia, la Iglesia pierde su verdadera sustancia; que la Iglesia debe estar libre de ideología porque “los ideólogos falsifican el Evangelio”; que Dios no es un aerosol, ni un dios indefinido y difuso; también criticó a los “cristianos tibios” que “no caminan en presencia de Dios”; fustigó la “calumnia que destruye la obra de Dios (y que) es hija del padre de la mentira”, es decir, del diablo; dijo que Pedro fue “pecador pero no corrupto”; que confesarse no es “una tortura” porque Dios nos espera para perdonarnos; que la cultura del bienestar y la fascinación por lo provisorio impiden seguir a Jesús; que el Señor se enoja si la Iglesia no tiene sus puertas abiertas; que la oración puede hacer milagros; que la Iglesia no necesita “cristianos de salón”, entre otros tantos mensajes.
Fuente: infobae.com
