La majestuosidad de las montañas, la bondadosa vegetación y el silencio reinante en el lugar fueron el contexto ideal para la oración fecunda y la reflexión profunda sobre los misterios de Dios y del hombre. También el encuentro fue propicio para compartir actividades recreativas, que hacen bien al cuerpo y al espíritu.
Las jornadas concluyeron el viernes con la celebración eucarística, presidida por el Pbro. José Aguirre, asesor del movimiento juvenil.
Seguramente, esta instancia de formación y espiritualidad será un fuerte apoyo para que los integrantes del movimiento juvenil puedan seguir perseverando en su misión específica, que es servir a los hermanos peregrinos y devotos que llegan a los pies de la Virgen del Valle, durante las dos fiestas que se realizan cada año en Catamarca.
El campamento se solventó con recursos propios generados por los jóvenes, a través de la realización de peñas y otros eventos benéficos, que sirven también para conseguir los elementos necesarios que permiten brindar una buena atención a los peregrinos en las fiestas marianas. También contaron con el apoyo de gente, que realizó su aporte para que estas jornadas se pudieran concretar con éxito.