Además, el estudio remarca que ambas obtuvieron entre 1999 y 2004 una ganancia de 996,2 millones de dólares, con un pico de 215,1 millones en 2002, gracias al overshooting cambiario inmediatamente posterior a la devaluación. En el mismo período, los dos emprendimientos tributaron a las provincias de Catamarca y Santa Cruz sólo 58,8 millones de dólares en concepto de regalías, prácticamente el único impuesto que pagan gracias a las leyes que rigen su actividad desde 1993.
Tanto en el caso del oro como en el del cobre el porcentaje de la renta obtenido por las empresas privadas sobrepasa 89 % en el período considerado. Esta enorme desproporción es producto del conjunto de leyes permisivas aprobadas en la década del noventa, que con el objetivo de fomentar la actividad minera y la inversión en el país generaron excesivas facilidades para las empresas privadas, apunta el informe de la consultora que comanda el ex titular de la Aduana, José Sbatella.
Según se informó, esas leyes, permiten a las compañías no liquidar en el país las divisas de sus exportaciones, deducir de Ganancias sus gastos de exploración y computar como aportes de capital propio hasta 50 % de sus avalúos de reservas. La estabilidad fiscal que les otorga la Ley de Inversiones Mineras de 1993 las exime además del pago de retenciones, impuesto al gasoil, tasa de sellos, tasa de estadística e impuesto al cheque, al tiempo que fija un techo para las regalías provinciales del 3 % del valor en boca de pozo. Pero la megarrentabilidad que obtienen las empresas opera junto con el precio récord del oro como un potente incentivo para la inversión: según las cifras de la Secretaría de Minería, el año pasado fue el mejor para la actividad en toda su historia.
{adr}La prospección y exploración se ubicó en 2005 por encima de los 350 mil metros de perforaciones, superando los 300 mil estimados a principios de enero, destacó en un comunicado la repartición a cargo de Jorge Mayoral, y agregó que en 2005 se invirtieron en la actividad minera más de 2.500 millones de pesos, 600 millones más que en 2004.
La relevancia de este dato radica la posibilidad de poner en marcha nuevos proyectos mineros productivos que vuelcan la inversión en zonas en donde generalmente no existen otras alternativas de desarrollo, generando mayor inclusión social y desarrollo de infraestructura y servicios, destacó Mayoral.
Al margen de los beneficios económicos récord de las empresas y el impacto de sus inversiones sobre las economías regionales, la actividad minera sigue en medio de duras controversias con los grupos ambientalistas, que denunciaron casos graves de contaminación en las zonas aledañas, y que hasta lograron trabar tres años atrás un proyecto de Meridian Gold en Esquel.