En tanto, el jefe del Grupo de Empleadores, Daniel Funes de Rioja, reconoció que existe "una tendencia a compartir ciertas interpretaciones con algunos gobiernos" en la Conferencia anual.
Meguira, quien integra el buró de Trabajadores, elogió la labor de interpretación de los convenios de la Comisión de Expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que el miércoles último inauguró en Ginebra, Suiza, la 102º Conferencia Internacional (CIT).
Funes de Rioja, presidente del Grupo de Empleadores del organismo laboral tripartito, aseguró que existe "una tendencia a compartir cierta interpretación con los gobiernos" y reseñó que en la Conferencia de 2012 hubo "más problemas para entender de qué se estaba hablando porque se trata de temas técnicos muy complejos".
"Parece que hoy existe una corriente, la del Grulac (Grupo Latinoamericano y del Caribe) que comparte con empleadores la visión sobre los alcances del mandato de la Comisión de Expertos", aseguró.
Sindicalistas y empresarios -a favor o en contra, con aceptaciones o rechazos- coinciden en el debate de fondo respecto de que ciertos gobiernos se acercan a algunas posiciones del Grupo de Empleadores.
En ese sentido también se expresó el secretario adjunto de la CTA Yasky, el dirigente del neumático (Sutna) Pedro Wasiejko, quien explicó que "el problema es la confusión entre algunos gobiernos que, además de ser gobiernos, también son empleadores, en especial sobre los temas derecho de huelga y negociación colectiva pública".
Wasiejko sostuvo que ese debate es "esencial" y que será "difícil" consensuar este año algunas posiciones con el Grupo de Empleadores a partir de "la fuerte ofensiva que lanzó y ratificó desde 2012".
Meguira reconoció que Aplicación de Normas es la comisión "más importante" de la CIT y rechazó "el cuestionamiento del Grulac (Grupo Latinoamericano y del Caribe) a la Comisión de Expertos" de la OIT.
También criticó la afirmación según la cual esos juristas expertos "no tienen posibilidades de interpretar convenios", ya que ello "es estricto resorte de la Corte Internacional de Justicia".
Para Meguira, las interpretaciones de los organismos de control respecto de los convenios -que de acuerdo con el Tratado de Viena deben tener un órgano de contralor- son siempre válidas en tanto no exista un fallo que sostenga exactamente lo contrario.
"Existen interpretaciones provisorias y definitivas. Los órganos de control tienen la facultad de hacerlo provisoriamente. Lo contradictorio es que el Grulac se refiere a la interpretación definitiva, pero no a quién realiza la provisoria", señaló.
El abogado aseveró que ello es consecuencia de la crisis de Europa, del gran retroceso mundial del sindicalismo y de las centrales del Viejo Mundo y subrayó que "la fortaleza generada estos años por las confederaciones latinoamericanas no fue suficiente para controlar ese embate", en tanto señaló como "inevitable" que este año haya "una decisión política empleadora de firmar dictámenes diferentes".
"Se procurará que la Comisión de Aplicación de Normas tenga una interpretación conjunta de los casos individuales de los países y de los informes generales. Pero hay una fuerte corriente de opinión sobre la disidencia de los empleadores", aseveró el abogado.
"La crisis europea es parte del cambio de los patrones. La Corte Europea de los Derechos Humanos estudia casos importantes del derecho de huelga. Fueron analizados de forma negativa para los trabajadores en la Unión Europea (UE) y trasladados a aquel tribunal. Están muy ligados a las normas internacionales y convenios de la OIT. La relación de fuerzas en el mundo globalizado influye y, los patrones, pretenden absoluta libertad de contratación, sin límite normativo ni convencional.
Es capitalismo crudo, anterior a la OIT", aseveró.
Meguira puntualizó que ese es "el planteo de las grandes patronales mundiales, es decir, la expansión absoluta del capital sin ningún tipo de normas o límites, por lo que atacan la condición no vinculante de las interpretaciones de la Comisión de Expertos".
"Los empleadores generaron sus propios tribunales, que son comisiones de arbitraje voluntarias en las que no existen normas, mucho menos generales. Son producto de la sucesión de contrataciones de los grupos mundiales, que someten a un tribunal común, integrado y designado por personas nombradas por esos grupos. Quieren llevarnos a un derecho internacional light y a que la OIT sea un instrumento parecido a las Naciones Unidas y la Comisión de Derechos Humanos, de cuyos dictámenes no se entera nadie, no tiene efectos prácticos y no sirven para influenciar a gobiernos o legislaciones", concluyó.
Fuente: Télam
