La iniciativa motivó un fuerte rechazo de distintos bloques en la Legislatura.
La legisladora de Izquierda Unida, Liliana Olivero, dijo: "Me parece una vergüenza. Habiendo tantos temas importantes que tienen que ver con cuestiones de la gente y que estemos discutiendo este beneplácito, es un despropósito”.
Por su parte, el titular del bloque del PJ, Daniel Passerini, aseguró que el proyecto busca un beneficio propio de quien lo diseñó y no beneficiar a quien va dirigido.
“Este proyecto tiene la finalidad de reconocer algo que la sociedad no reconoce, y en este caso es inverso: a Fabio Moli no le hace falta un reconocimiento”.
“Me parece que este tipo de sobreactuaciones terminan buscando el efecto inverso del que se dice buscar: el reconocimiento los busca el que hace el proyecto y no a quien va destinado”, afirmó.
En tanto, la radical Ana Dressino señaló: “Me parece que es un éxito personal de ´la Mole´, para los cordobeses no tiene significación, sino de una persona que se esforzó en la vida”.
En ese sentido, la legisladora creadora del controvertido proyecto, en diálogo con Cadena 3 salió al cruce de las críticas e intentó minimizar el impacto de su iniciativa.
“La intención fue felicitar a ´la Mole´ Moli. Es un beneplácito. No es un proyecto que declara ciudadano ilustre, es un reconocimiento, una felicitación. Simplemente es eso”, aseguró.
Díaz de Malone negó que con el proyecto intente buscar algún rédito perdonal.
“No quise ser oportunista. Nunca quise salir en la prensa. Ha habido cosas graves que pude haber sacado a la luz y sin embargo no lo he hecho porque no he querido aprovecharme. No soy oportunista, ni banal”, agregó.
“Bailando por un Sueño”, mayor show televisivo entretenimiento de masas durante varios meses, donde participaron Lorenzo Lamas, actor norteamericano; la anciana especialista en salsa acrobática Paddy Jones de Inglaterra con su compañero de baile Nicolás Spinoza de España ; Lola Ponce famosa cantante internacional radicada en Italia y algunas bailarinas de revista Sudamericanas. Todos eliminados muy pronto.
Compitieron numerosas señoritas argentinas conocidas (aspirantes al rápido “estrellato”), frívolas algunas, con glúteos, caritas y senos presuntamente operados que han mezclado bailes con lágrimas, adictas a cruzar feas acusaciones (salvo excepciones) y mantener peleas subidas de tono con veteranas ex vedettes y “pintorescos” señores integrantes el jurado.
Lo bauticé “Bailando por un Engaño” porque los ingredientes del programa han sido parecidos al circo de los políticos (aclaro que no tengo preferencias especiales), barras de simpatizantes, seguidores fanáticos, detractores, figuras puramente “decorativas”, amiguismos, favoritismos, raros “romances”, inconfesables rencores, envidias, falsedades, demasiados trapitos sucios innecesariamente ventilados al aire y dudas que no cierran acerca del “voto telefónico” (el avance tecnológico, el poder de los medios y otros hilitos invisibles podrían manejar resultados).
Siempre sopa y más sopa, como nos dan muchos gobernantes (opinión desde el respeto por investiduras), es decir, aparentes entretelones, injusticias y lo más triste... nunca llegan a escalones altos o primer puesto el 85 % de idóneos (igual en todas las profesiones). Tal vez la cuestión sea trepar empujando a otros sin piedad y tener respaldo de “padrinos” influyentes para enquistarse en posiciones clave.
Seguramente por esta insana costumbre, a través de décadas nos ha ido muy mal sin salir del subdesarrollo, enfrentados entre hermanos y lamentablemente obligados a digerir dobles discursos y verdades rengas.
A la hora de los votos el público da sorpresas y por aplaudir con entusiasmo el pan y circo siempre terminamos consumiendo más de lo mismo.
Si analizamos el concurso de baile veremos un termómetro del país en el comportamiento de participantes y autoridades, votos de adentro y del público, etc.
Respecto a este espectáculo televisivo quiero elogiar el nivel de educación y la presencia distinguida de las modelos Sofía Zámolo y Paula Cháves; de los bailarines puedo decir que son jóvenes elásticos con movimientos coordinados cercanos a la perfección. El resto merece mi respeto pero no son santos de mi devoción.
Antes de dejar la pelota picando, debo aclarar que durante más de diez años he sido cronista cinematográfico para una agencia de prensa y dos revistas (con sólidos conocimientos acerca del séptimo arte), en la década del ´70 salí varios meses con dos bailarinas de primer nivel de conocidos teatros, fui amigo de aplaudidas personalidades del ambiente artístico y en mi familia (hogar patricio y muy grande) dos primas han dirigido cincuenta años sus academias de baile español y danzas clásicas de donde salieron queridas figuras, incluso mi hermana bailó en teatros y yo he asistido mucho tiempo a clases de zapateo (excepto cuando pasaba temporadas en el campo).
Es de público conocimiento por promociones, reportajes y exhibiciones mi profesionalidad antigua en artes marciales, estilos milenarios de China del Sur que hacen hincapié en la elegancia de las posturas, movimientos ondulantes y otros cortos usando energía interna combinada con técnicas de velocidad y potencia, sumando crudas formas de fortalecimiento de manos y pies, alimentación natural y nada de vicios, es decir, dedicación parecida a la de los bailarines. Al respecto poseo certificaciones de renombrados maestros orientales, por ejemplo de Yoshihiro Matsumura que fuera campeón japonés de yudo, dedicatorias de personalidades del deporte como el demoledor boxeador Eduardo Lausse, de un Mr.Universo ganador en Londres, un Mr.Argentina, de Ricardo Bordoni (“Sansón argentino”) con quien hacíamos combates amistosos en el patio de la revista de fisicoculturismo “Apolo” (él peleó con Oscar “Ringo” Bonavena), conservo anteojos con marco de oro obsequio del campeón de boxeo Carlos Monzón que se los había dado un famoso actor francés de su amistad, etc. Fui contratado por el sello cinematográfico Columbia- Fox- Warner para avalar como experto una exitosa película norteamericana de artes marciales (ver publicidad en diarios “Clarín” y “La Razón” del 26 de diciembre de 1985), he sido maestro del dueño de prestigioso canal de televisión, del cantante Miguel Angel Espinosa (conocido como “Heleno”) y de otros destacados integrantes del espectáculo, de la medicina y del ambiente diplomático; enseñé en clubes oficiales e impulsé la creación de una popular revista de karate. Lo traigo a colación porque respecto a plasticidad y entrenamiento corporal mis conocimientos son sólidos y el baile lo he palpado de cerca en academias familiares y viendo practicar y bailar en teatros a mi hermana.
La elasticidad, armonía en los movimientos y perfección en la posición de pies, hombros, brazos y manos han sido metas que me impuse desde joven practicando diez o más horas por día y la preparación de los bailarines profesionales no es muy diferente.
Entonces, distinguidos lectores, si un boxeador de peso pesado como Fabio “la Mole” Moli en un concurso de baile acrobático de expertos puede dejar atrás a excelentes bailarinas porque es “carismático” (favorecido por la opinión de personas del jurado y especialmente por impresionante lluvia de votos telefónicos), llegando a vencer (?) a la señora Vanina Escudero y a Paula Cháves, algo está muy enfermo en nuestra sociedad. Por eso comparo este espectáculo televisivo con las elecciones de algunos gobernantes.
Doble mensaje? el jueves 16 de diciembre el conductor de “Bailando por un Sueño” en el medio del duelo Escudero-Moli convocó a la pista a un destacado bailarín (que aplaude mucho los saltitos del señor Moli) y les dio espacio para que mostraran “habilidades” y el público disfrutara comentarios “simpáticos” y “piruetas”. Creo que de esa manera se pudo influenciar a los televidentes e inclinar la balanza de votos, lo que habría sido una traición a la señora Vanina Escudero que después del tremendo golpe en espalda y cabeza por caída desde dos metros de altura esa semana, no dudó en presentarse con coraje pocas veces visto en una mujer, exhibiendo impecable destreza.
Si la “sabiduría” de nuestro pueblo es la que vimos, triste destino le espera a Argentina a la hora de elegir políticos en el 2011 (entiéndase: más sufrimiento y estancamiento). Alguien podrá decir que son cosas distintas, que un “show” no tiene relación con el pulso del país, pero la historia nos ha brindado demasiados ejemplos de vergüenza. Explico mejor: supongamos que gente que no ve estos programas de televisión y millones de personas muy inteligentes eligen para gobernar al competidor más preparado, a la hora de contabilizar los votos seguramente serán mayoría los que se inclinaron por personajes de capacidad inferior.
Todo hace pensar que desde adentro y desde afuera el finalista del concurso pudo estar elegido. Reitero, es folklore que los más idóneos siempre queden a mitad del camino.
En publicación del 19 de diciembre expresé mis dudas acerca de la transparencia de la competencia, juzgamientos injustos y que las señoras Silvina y Vanina Escudero –excelentes bailarinas acrobáticas, la primera fue ganadora absoluta en el 2009 - habrían sufrido votos “castigo” por posibles actos soberbios.
El 21 de diciembre a la noche, el 50 % de los votos del jurado fueron para el boxeador de peso pesado y supuestamente más de 1.300.000 televidentes dieron como ganador a este señor que no es bailarín ni acróbata, sólo “carismático”, venciendo (?) a la sensual y bella modelo Paula Cháves que bailó con elegancia, desplazamientos perfectos y
admirables actos acrobáticos.
CARLOS ESTRADA * escritor, periodista de investigación y proteccionista de fauna, ex periodista parlamentario y ex cronista cinematográfico.
Buenos Aires, Argentina, 23 de diciembre de 2010.