Al amparo de cumbres intimidantes y naturaleza generosa se pueden realizar excursiones y cabalgatas para fotografía, pesca de truchas y caza de pavas del monte o perdices locales de alas coloradas. También se ofrecen visitas guiadas a las importantes ruinas del Pucará de Aconquija y a la mesada El Arbolito donde todavía quedan vestigios de asentamientos aborígenes prehispánicos.
Para visitar este lugar mágico hay que recorrer la ruta 65 desde Concepción, y subir por la Cuesta del Clavillo hasta empalmar con la ruta 48, en la provincia de Catamarca. Tres horas de viaje difícil (la ruta, realmente, es un calvario) demora la travesía. Pero el sufrimiento inicial de llegar al lugar vale la pena, según el testimonio de los tucumanos que veranean allí.
"Me levanto a las 10, desayuno un popular "Cacho Pan" de la familia Calderón, un clásico de siempre. La posta es ir al río después de comer; este año inauguraron un piletón con asadores que se llena los fines de semana. La gente anda a caballo o en cuatriciclo. Si querés divertirte entre amigos vas al Club Padle, o al Pucará Bar, y te quedás hasta las 19 escuchando bandas que sólo tocan covers o al ’japonés’, un animador muy gracioso", contó Benjamín Buteler, de 23 años, un tucumano que veranea desde que nació en el afamado destino turístico. El joven prefiere Las Estancias antes que los Valles Calchaquíes, "porque es más gauchesca y menos top. "El consumo de bebidas durante la noche es baratísimo", agregó. En ese horizonte propicio para la aventura hay dos boliches: Durbal y La Matraka, ideales para los que quieren bailotear hasta las 8.
"Cuando cambian de música en el boliche significa que termina la fiesta, la costumbre es que chicos y chicas pasen por lo de la familia Calderón para comprar por $5 un ’Cacho Pan’ recién salidito del horno", contó Sofía Peralta, de Concepción.
Otras actividades que se pueden realizar son las visitas guiadas a La Laguna del Tesoro o los recorridos por el circuito de El Pantanito, "repleto de paisajes insólitos". En total hay 10 hospedajes, para todos los bolsillos, y un camping en el que acampar es gratis. En el complejo municipal la noche cuesta $50 y en el Hotel Pucará dormir vale $150. "Hubo menos turistas en febrero por las lluvias. Nadie quiere subir la montaña con lluvia. El turismo, aquí, se sustenta gracias a los tucumanos", explicó María Valdés, secretaria de Turismo del municipio de Aconquija.
Este año, desde enero, el derrotero por excelencia de los veraneantes es el balneario municipal. Toboganes, tres piletas y asadores invitan a disfrutar en familia de la quebrada catamarqueña.
Fuente: lagaceta.com.ar