En esta ocasión es oportuno agregar algunos datos comparativos que advierten sobre la austeridad de los fondos que el gobierno destina a la Educación.
“En este sentido, el presupuesto del sistema universitario nacional, que para este año fue de 3.359 millones de pesos, lo cual representa un 0,57 % del PBI, se encuentra muy por debajo de la inversión que hacen otros países en la misma materia, como por ejemplo de Brasil, (que comparte un contexto similar al nuestro), e invierte un 0,84% de su PBI, o España un 0,92%, Australia un 1,14%, EE.UU un 1,28% y Finlandia un 2,13%. En este mismo orden de análisis, si relacionamos el crecimiento del presupuesto del que habla el gobierno, con el crecimiento de la matrícula, por cada peso que se disponía en 1994, las universidades disponen hoy de menos de 47 centavos, por estudiante. Este dato se agrava si mencionamos que para 1994, el gobierno menemista ya practicaba, con la Universidad pública, sus desmanes. Por otro lado, es conveniente señalar otro punto de análisis para clarificar la gravedad de la situación presupuestaria actual de las universidades, y es que durante los últimos años, “los incrementos nominales que recibió el sistema universitario fueron destinados casi totalmente a atender la recomposición salarial del plantel docente y no docente. Es por ello que en la actualidad más del 90% del presupuesto se destina al pago de sueldos, insumiendo la totalidad de los fondos asignados por la nueva ley de financiamiento educativo, quedando un margen insuficiente para adquisición de bibliografía, actualización de
equipamiento informático, gastos de laboratorios, otorgamiento de becas de formación docente, sostenimiento de comedores universitarios, proyectos de extensión, mantenimiento de edificios, funcionamiento, etcétera.
Desde la Federación insistiremos en nuestros reclamos con el objetivo de encontrar definitivamente recursos genuinos que garanticen al sistema universitario, los fondos necesarios para el mejoramiento y mantenimiento de infraestructuras, salarios, actualización de equipamiento, mejoramiento de la calidad educativa, fortalecimiento de la investigación científico-tecnológica, reafirmando así el rol estratégico de la educación, la ciencia y la tecnología en el desarrollo del país.