Estos hechos, sumados a la necesidad de enterrar las consecuencias de las políticas neoliberales que tanto daño hicieron a la educación pública –desigualdad, exclusión, fragmentación- nos permite asegurar que lejos de estar ante “un hecho gatopardista” – como afirma el Arzobispo Jorge Bergoglio-, estamos ante la posibilidad de ser, con la sociedad en su conjunto, los protagonistas del cambio educativo que el país requiere.
Respecto del “espíritu de la Ley Federal de Educación” decimos que el contiene las nefastas consecuencias que anteriormente mencionamos. A modo de ejemplo:
Desfinanciamiento y desresponsabilización del Estado Nacional
Exclusión educativa
Deterioro y precarización de las condiciones de enseñar y aprender
Desigualdad en el acceso a la escolarización en los distintos niveles
Desigualdad en las posibilidades de apropiación del conocimiento
Fragmentación del sistema educativo
Mercantilización de los circuitos de formación docente
CTERA se compromete a impulsar un debate amplio, profundo y democrático que nos permita obtener:
Una Ley que garantice el Derecho Social a la Educación, que defina el papel del Estado como garante del ejercicio universal de ese derecho
La centralidad del conocimiento
La universalización del nivel inicial y la escuela secundaria en sus diversas modalidades
La revalorización material y simbólica del trabajo docente
La formación permanente, gratuita y en servicio
La democratización del gobierno de la educación en todas sus instancias
Luego de la masiva y exitosa jornada del día de hoy en las escuelas del país, creemos que no es defendiendo “intereses corporativos” como se tiene que arribar a una nueva Ley Nacional de Educación que regirá los destinos de las futuras generaciones.
La participación masiva de todos los actores sociales garantizará que esta Ley “no será producto de adaptar recetas internacionales que son práctica de laboratorio”.
CTERA dice “No más remiendos para la Educación”, es hora de dar vuelta la página y como afirma Hugo Yasky, Secretario General: “Debemos dar la disputa por un o educativo que esté en línea con las necesidades de los trabajadores de nuestro país, incluyendo a los docentes. Tiene que ser una lucha de la clase trabajadora y de los sectores populares que avanzan con ella.”