En ese marco, el viceintendente Carlos Vicente, a cargo del Ejecutivo municipal desde el martes, prestendía postergar la demolición y crear una mesa de diálogo entre Euromayor, la empresa propietaria del predio, y los vecinos y ex trabajadores.
Pero la empresa encargada de los explosivos le informó que los detonantes ya estaba colocados y que era imposible dar marcha atrás.
"Cuando vengo y hablo con la Policía y me ponen en contacto con la gente de explosivos me explicaron que como la carga ya está colocada, dejar las cargas sin hacerlas detonar, es un riesgo enorme para la vida de la gente en el barrio", dijo en ese momento Vicente.
"Son materiales inestables y sería de altísimo riesgo dejarlas colocadas durante 14 días", especificó. Ese era el plazo que había solicitado Vicente para volver a analizar la factibilidad de derrumbar la chimenea.
Durante toda la mañana, los vecinos se manifestaron en el sector en rechazo al derrumbe, lo que al mediodía provocó forcejeos e intercambios de pedradas y balas de goma con la Policía.
Desde la tarde de la víspera permanecían cerradas todas las calles aledañas, lo que provocó problemas de tránsito en el sector.
La torre, de 50 metros, tenía 83 años de existencia y era todo un símbolo de barrio Alberdi en la Capital. El emprendimiento inmobiliario acordó con la Municipalidad de Córdoba construir una réplica, circunstancia también resistida por los vecinos.
Incluso si hubiera una réplica, algunos quieren que garanticen que estará exactamente en el mismo lugar donde se encontraba la chimenea.
Fuente: Cadena 3