Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Al ritmo de Murakami

Julieta Grosso

En su novela "Baila, baila, baila", publicada en 1988 pero recién ahora lanzada en español, el escritor japonés Haruki Murakami construye una historia de amor narrada por un periodista que evoca sus días en un hotel con una amante, punto de partida de un relato en el que se yuxtaponen algunas de las temáticas habituales en su narrativa.
En torno al sexo, la intriga y el rock and roll se despliega esta trama protagonizada por un joven redactor free lance llamado Hiraku Makimura (anagrama del escritor) que regresa a algunos escenarios de su vida y decide ajustar cuentas con su pasado.

Publicada por Tusquets, la obra funciona como una catálogo de las obsesiones temáticas del autor de "After dark" y "Al sur de la frontera", que ofrece atmósferas casi oníricas en las que el sueño se confunde con la vigilia, la naturaleza irrumpe con mensajes esclarecedores y todo lo que no se dice es acaso más elocuente que lo que enuncian los personajes.

El sello Murakami se expresa también en los silencios, el destino inexorable de los personajes y las pérdidas que deben afrontar, todo en el marco de una prosa cargada de divagaciones que nunca se vuelven agobiantes para el lector y al mismo tiempo genera un tránsito sutil entre lo cotidiano y lo extraordinario, entre lo inverosímil y lo posible.

El escritor concluyó esta novela en 1988, justo después de escribir su exitosa "Tokio Blues", la novela que lo lanzó a la fama y se convirtió en bestseller: en ambas se cuenta una historia de amor con aires nostálgicos, sólo que en el caso de "Baila, baila, baila" prevalece el clima onírico, casi fantástico, que lleva adelante el solitario protagonista.

Y aunque mantiene sus marcas de identidad, la novela no se presenta como una obra de aguda introspección sino como el ejercicio de un treintañero empeñado en hallar su estilo literario que se escuda en un alter ego, al que los sueños obligan a regresar a un hotel donde años atrás vivió un historia de amor.

Al comienzo de la trama, la vida del protagonista ha dado un vuelco perturbador y la revisión del pasado se presenta como una opción para analizar el principio de su debacle, el punto de quiebre en el que dejó de ser quien era para transformarse en un hombre frustrado y apático que ha generado daño a sus afectos.

Guiado por sus fantasmas, el hombre en cuestión decide volver al Hotel Delfín, un lugar que le pertenece aunque ya no lo reconoce. Allí lo esperan una mujer y una criatura irreal que le dice: "no dejes de bailar mientras suene la música".

"Ella me busca. En algún lugar del Hotel Delfín -asegura el protagonista de la novela, tras recordar sueños sobre la mujer que lo dejó-. Y, en lo más profundo de mi corazón, yo también deseo formar parte de él. De ese lugar extraño y fatal. Regresar al Hotel Delfín significa volver a enfrentar las sombras del pasado. Sin embargo, todo empieza allí".

Los años han pasado y la fisonomía de los edificios también da cuenta de eso en el relato de Murakami: el hotel dejó atrás su exotismo para transformarse en una construcción aséptica regenteada por una cadena internacional que esconde seres clarividentes, mundos paralelos, fiestas, viajes a Hawai y hasta un asesinato.

A lo largo de este recorrido por los entresijos de su propia historia, el periodista-narrador vivirá momentos de perturbadora intensidad a medida que se confronte con distintos personajes, como un adolescente fanático de la banda musical Duran Duran cuyo padre es un escritor famoso, un viejo compañero de colegio devenido estrella de cine, un poeta al que le falta un brazo y prostitutas de alto nivel, entre otros.

En "Baila, baila, baila", el cinismo y la ironía dejan su impronta en la caracterización de los personajes, cuyas vidas asumen por momentos estatus de thriller, en una estructura donde el autor se las ingenia para introducir sus prolongados silencios poéticos.

Tras su publicación en 1988, la novela fue presentada como una secuela de "La caza del carnero salvaje", tercera parte de una trilogía cuyas dos primeras novelas todavía no han sido traducidas al castellano.

Sin embargo, entre la escritura de una y otra, Murakami escribió otras dos novelas, "El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas" y "Tokio Blues", obras que lo convirtieron de inmediato en un escritor de culto para la juventud nipona de los años ochenta, con lo cual, se dice, buscó refugiarse de la fama y el éxito con la escritura de "Baila, baila, baila".

Pero el protagonista de esta novela no tiene nada que ver con aquel publicista mediocre, recién divorciado, que en "La caza del carnero salvaje" se había encaprichado de las orejas de una mujer y andaba envuelto en una trama delirante y paranoica.

En "Baila, baila, baila" se impone una sucesión interminable de personajes que transitan un mundo claustrofóbico y están unidos por un afán común: la imposibilidad de mantenerse estable en un mundo que está en constante movimiento y la resolución de un asesinato que hasta entonces permanecía impune.

Fuente: Télam

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