Puertas y ventanas rotas, armarios infructuosos, sistema eléctrico obsoleto y deteriorado que se convierte en un verdadero peligro para los niños, vidrios rotos, sanitarios que funcionan un 40%, pisos y paredes con un alto grado de descuido, entre otros, se convierten en un motivo de atención urgente por parte de las autoridades de infraestructura escolar para poder desarrollar una enseñanza donde docentes y alumnos puedan desempeñarse con normal tranquilidad.
Similar situación sucede en escuelas del distrito norte, las que fueron muy afectadas por las intensas lluvias, quedando los techos muy endebles ante los fuertes vientos zonda que azotan en el invierno.
Esta situación preocupa demasiado a los directivos, docentes y padres de los niños, más aún aproximándose el invierno, teniendo en cuenta que el año pasado las temperaturas superaron los -15° (bajo cero); el estado en el que los establecimientos se encuentran los niños no podrían soportar dichas inclemencias extremas.
Otro tema puntual es el estado en que se encuentran algunas casas escuelas y albergues; lugares de mucha necesidad en zonas inhóspitas o rurales, las cuales en algunos casos excepcionales no están funcionando.
La falta de aulas y mayor espacio físico suma a un reclamo que recién comienza.