Se trata de una aventura peligrosísima de hacer en esas pequeñas máquinas sobre el mar helado. La parte central del viaje demandó dos horas y media de ida entre Río Grande y Puerto Argentino, en tanto que el regreso llevó cuatro horas quince minutos, ya que al regresar al continente el viento soplaba en contra.
Cuando partieron desde Buenos Aires los aventureros tenían planificado hacer el vuelo en cinco monomotores, pero uno de ellos, un Archer, plantó motor en Sarmiento, cerca de Comodoro Rivadavia; y el Long Ez -de diseño experimental, por tener hélices de madera y carburador- no pudo realizar el viaje por falta de equipo de supervivencia y quedó en Río Grande. (Télam)