"Es un típico error político donde se intentan cooptar los profundos valores de la identidad de los ciudadanos a través de sus símbolos, y se los utiliza para algo tan efímero como una campaña. No va a funcionar, en pocos años vamos a encontrarnos con un nuevo cambio", explicó Stecher, profesor universitario y titular de Imagen HB.
El pasado 29 de noviembre, la Legislatura porteña aprobó un proyecto del diputado macrista Fernando De Andreis para adoptar como nuevo escudo porteño una "versión depurada" del escudo original de 1923 que además de simplificar el diseño eliminó por completo el ancla, un elemento que representaba la condición de ciudad-puerto que desde siempre ostentó Buenos Aires.
"No es difícil imaginar cómo tomaron la decisión. Probablemente no le gustó al diseñador y simplemente la quitó sin que nadie en su entorno lo objetara, ya que cumplía con el objetivo de hacerlo más simple y pregnante", afirmó Stecher.
Para el diseñador, "lo preocupante sigue siendo que los profesionales no comprendamos que para modificar un símbolo hay que entenderlo primero, trabajar sobre los contenidos después, y una vez que están definidos los valores y elementos que los representan, recién preocuparse por las formas".
"Los símbolos llevan una carga alegórica que se pierde si no se respetan los valores. Una vez que se pierden, hay que esperar años para reconstruirlos. Esta ciudad tiene una fuerte identidad construida, en su mayoría por inmigrantes europeos que descendimos de los barcos. ¿Como no nos va a doler que nos quiten el elemento que nos ancla a esta tierra?", se preguntó.
"Los símbolos llevan una carga alegórica que se pierde si no se respetan los valores"Gustavo Stecher
Con forma de óvalo, el escudo contiene en su parte inferior líneas ondulantes que representan al Río de la Plata -de las cuales asomaba un ancla que ya no está- , dos naves que simbolizan las dos fundaciones de la Ciudad de Buenos Aires y una paloma blanca que alude al Espíritu Santo.
"Es correcto que un escudo sufra modificaciones con el tiempo, porque los valores, ideales y conceptos también cambian. En estos casos se debe hacer un trabajo conciente sobre estos cambios en la sociedad, y rediseñar el escudo para que los incluya. De este modo vuelve a legitimarse ante sus ciudadanos", dijo.
Para el especialista, si bien el rediseño "es auténtico y cumple con su objetivo" de mejorar el rendimiento visual, "lo que es clarísimo es que no se han preocupado por lo que comunica el escudo, sino solo por lo superficial del dibujo".
"El tratamiento gráfico debe ser el resultado de una fuerte investigación de base sobre la identidad, y para eso hay que trabajar sobre la historia y la memoria colectiva de la ciudad. Es evidente que no existió tal preocupación", opinó.
Fuente: Télam
