Deslumbrado ante este erudito andaluz, a quien de ahí en más adoptaría como maestro, Borges lo introdujo a su regreso como un referente insoslayable en los cenáculos literarios porteños, donde colaboró en diversas publicaciones desde la fundación de la revista Proa.
Además de tributarle dos poemas y alusiones elogiosas en entrevistas y conferencias, el autor del "El Aleph" le dedicó varios párrafos de su "Autobiografía". (Télam)