La puntual llegada del pontífice hizo que por primera vez en la noche el murmullo se convirtiera en ovación, para después dar paso a un total silencio durante la rememoración de la vía dolorosa.
Al anunciarse la primera estación -en la que se recuerda el juicio de Poncio Pilato a Jesús- un grupo de 50 religiosas de la orden que fundara la Madre Teresa se arrodilló y mantuvo esa posición durante todo el relato.
Mientras tanto, en otra de las colinas adyacentes al Coliseo se desplegaba una de las tantas banderas argentinas, esta de importantes dimensiones.
"La llegada del nuevo Papa servirá para el acercamiento de muchos jóvenes a la Iglesia", dijo a Télam una pareja de rosarinos, que interrumpió por unos momentos el rezo.
Por su parte, muchos de los italianos presentes dijeron estar "entusiasmados" con el perfil del nuevo sucesor de Pedro, destacando los gestos de humildad y sencillez de Francisco.
Mientras tanto, en un grupo de 100 seminaristas latinoamericanos, dos jóvenes novicios comentaron el "honor" que significa tener un Pontífice del Sur.
La celebración tuvo su clímax cuando para concluir el Vía Crucis, Francisco se dirigió a los fieles.
"La cruz de Cristo es una palabra de amor", dijo el Papa en su breve mensaje que aun así conmovió e hizo llorar a los fieles.
Finalmente el Papa dio la bendición y los aplausos y los cánticos volvieron a ganar la escena, en lo que los medios italianos y del mundo coincidieron en llamar como "el segundo baño de multitudes del Papa".
Fuente: Télam