Las nutricionistas destacaron que una buena alimentación debe ser suficiente en cantidad y aportar nutrientes necesarios; completa en calidad, balanceada y armónica; y adecuada a la edad, sexo, talla, complexión física y actividad que se desempeña. Una dieta que abuse de determinados alimentos, por ejemplo la sal y el azúcar, puede ser consecuencia directa de la aparición de patologías crónicas como la obesidad, la diabetes y la hipertensión. Estas enfermedades en las que la dieta tiene incidencia clave, pueden ser prevenidas si se tienen en cuenta algunas cuestiones básicas, que forman un “decálogo” saludable:
1) Comer con moderación e incluir alimentos variados en cada comida.
2) Consumir todos los días leche, yogures o quesos. Es necesario en todas las edades.
3) Comer diariamente frutas y verduras de todo tipo y color.
4) Comer una amplia variedad de carnes rojas y blancas retirando la grasa visible.
5) Preparar las comidas con aceite preferentemente crudo y evitar la grasa para cocinar.
6) Disminuir el consumo de azúcar y sal.
7) Consumir variedad de panes, cereales, pastas, harinas, féculas y legumbres.
8) Disminuir el consumo de bebidas alcohólicas y evitarlo en niños, adolescentes, madres embarazadas y madres lactantes.
9) Tomar abundante cantidad de agua potable durante todo el día.
10) Aprovechar el momento de las comidas para el encuentro y diálogo con la familia.