Medio siglo ha transcurrido desde aquel 12 de octubre de 1959 cuando un grupo de soñadores dieron inicio a esto que es hoy EL INDEPENDIENTE. Una historia muy rica que se fue escribiendo día a día siempre con el mismo compromiso: ser el vehículo para que miles de riojanos se informen de los hechos más trascendentes de su provincia y ser la voz de aquellos que no la tienen. Una consigna respetada a rajatabla y que se trasladó de generación en generación como una obligación en la línea editorial.
El mundo, el país y esta provincia han cambiado en estos últimos 50 años. El diario también cambió, siempre para mejor y si de algo se puede jactar esta empresa periodística es que tiene buena memoria.
Por ello recuerda que los fundadores de este hoy pujante matutino, debieron sufrir mucho desde los comienzos, cuando no era nada fácil hacer un diario. Era casi un trabajo artesanal hacer seis páginas, a veces cuatro y que sólo se veía recompensado con la gratitud de los lectores que se mantuvieron fieles durante estos años de vida. Muchos de esos hacedores aún viven para contarlo y son los grandes responsables de inculcar a los más jóvenes el amor por la profesión y el respeto por la comunidad, única destinataria del trabajo constante y tenaz.
Parece que fue ayer cuando el esfuerzo mutuo fue clave para la creación y perdurabilidad de la cooperativa Copegraf Ltda., hasta hace unos años la única experiencia editorial en su tipo. Quizá la crisis terminal en la que estuvo inserta la empresa en 1971 fue la mejor bendición para que quienes eran empleados pasaran a ser dueños y de ese modo la solidaridad fue la clave para la subsistencia y el futuro crecimiento que hoy se ostenta.
Este estilo de vida laboral provocó que seamos unos de los más perseguidos con el advenimiento de la dictadura militar que se inició en el 76. Aprietes constantes, torturas, persecución, cárcel, exilio, fueron los principales padecimientos de nuestros compañeros que de manera estoica soportaron y sobrevivieron a pesar de las intervenciones con las que se castigaba a la cooperativa. Fue saqueada y vapuleada, pero nunca pudieron quebrarla. Eran tan fuertes los sentimientos y la valentía que ningún maldito régimen militar consiguió doblegar la institución ni tampoco torcer la preferencia de los lectores por este matutino.
Ni siquiera la llegada de la democracia allá por el ’83 les dio la tranquilidad porque el riesgo de un nuevo golpe estuvo siempre latente. Es más, hasta sufrimos una clausura en esos tiempos posdictadura. Sólo muchos años después y con una democracia consolidada se comenzó a vivir de un modo distinto.
Claro que se cometieron errores, pero muchos más son los aciertos. Y estos 50 años son la prueba más acabada para decir que la idea de hacer este diario fue el mejor acierto de todos.
Aquella famosa editorial de mayo de 1976 ha sido, para quienes hoy hacemos EL INDEPENDIENTE, una pesada mochila que sólo logra alivio en el hecho de saber que fue una imposición de los mandamás de aquel entonces y que a punta de pistola hicieron firmar a nuestros compañeros al pie de ese mamotreto calumniante. Es imposible pensar que miembros de esta cooperativa hayan coincidido en avalar un proceso de reorganización militar tan siniestro como el vivido en esa época y mucho menos renegar de una línea editorial que marcó a fuego este diario.
Pero como a la historia siempre se le adjudican dos caras, es que hoy algunos cuentan su verdad y otros nos basamos en ella para sustentar día a día los cimientos en que se asienta esta empresa. El diario y la cooperativa están en manos de sus legítimos dueños, los fundadores y aquellos que se fueron sumando con el correr del tiempo respondiendo a la dinámica de toda institución. Quienes no están es porque se fueron o porque las normativas estatutarias y democráticas de la cooperativa así lo determinaron. Esta es nuestra verdad.
Pero los tiempos cambiaron y la modernidad nos alcanzó. Hoy se respiran nuevos aires, esos que acrecientan la esperanza que por delante se vienen cientos de años más. En tiempos que muchos han puesto fecha precisa de defunción de los diarios en papel, EL INDEPENDIENTE redobla su apuesta siempre pensando en llevarle a los lectores el mejor producto, el más veraz, el más riojano.
Atrás quedaron las linotipos, la rotaplana para darle paso a una moderna rotativa que permite editar un diario color de excelente calidad. También este año es para nosotros una bisagra en la historia porque con mucha nostalgia dejaremos la vieja casona de calle 9 de Julio que tantos recuerdos ha dejado grabados en los socios históricos y en quienes los sucedieron.
Esta semana y tras una importante inversión, quedarán inauguradas las nuevas instalaciones de la Redacción y Producción, que cuentan con la comodidad y la estructura necesaria para el desempeño óptimo de la tarea diaria. Los sueños y los proyectos no se terminan ahí, sino que se cumple un objetivo e inmediatamente se fijan otros para no frenar el crecimiento y continuar con la adecuación a las nuevas tecnologías que comenzaron a regir los destinos del mundo.
Desde este lugar seguiremos velando por el crecimiento de nuestra provincia, promoviendo la reivindicación de los pueblos, el aporte a la producción agrícola, ganadera, la minería responsable y exigiendo el respeto por las leyes y las instituciones que sustentan el Estado. Nuestro renovado compromiso es como siempre con los lectores, a quienes le debemos todo lo que hoy somos, el medio más importante, creíble e influyente de la provincia, porque somos INDEPENDIENTES, porque simplemente somos “EL DIARIO”.
Fuente/ elindependiente.com.ar
