Fue párroco de Fray Mamerto Esquiú por muchos años y a mediados de la década de los ’80 la Orden Franciscana lo llevó por Córdoba, Santa Fe y La Rioja. Es una de las personas que más impulsan la causa de beatificación de Fray Mamerto Esquiú.
Escribió libros y artículos sobre la vida del ilustre franciscano.
A lo largo de su vida trabajó en la Pastoral Carcelaria y de las Comunidades Aborígenes. Durante su permanencia en Córdoba estuvo muy ligado a los medios de comunicación orales y televisivos. En la provincia mediterránea permaneció hasta 1993, cuando fue trasladado a la ciudad de Santa Fe donde misionó por ocho años. En enero de 2011, cuando se despedía de la comunidad en Santa Fe, recibió un merecido homenaje por parte del entonces intendente de esa ciudad, Mario Barletta, quien le entregó un diploma en reconocimiento a su labor pastoral, educativa y social y su participación activa en la construcción de la historia de la ciudad.
En marzo de ese mismo año asumió como responsable de la Parroquia de San Francisco de la ciudad de La Rioja donde ejerce actualmente su ministerio sacerdotal.