De esta forma, que se llegue a la instancia de elegir entre realizarse un aborto o no, se convierte en una consecuencia de diferentes problemas que no fueron solucionados a nivel social, como ser: la falta de información, la inaccesibilidad a los métodos anticonceptivos y sobre todo la falta de ejecución de políticas de prevención que sirvan de marco para que se pueda establecer un circuito en donde la mujer no quede a la deriva con su decisión, sino que pueda ser escuchada y aconsejada por personas capacitadas para estos casos.
Es por ello, que más allá de todas las consideraciones éticas o religiosas, el aborto se continúa practicando y en condiciones de mayor riesgo cuanto menores son los recursos económicos de la población. Por lo tanto debe enfocarse como un problema social y de salud pública, porque es una realidad generalizada y persistente, porque es inseguro cuando se realiza en un lugar que no es el apropiado y porque los abortos no seguros tienen altos costos en la salud y en la vida de las mujeres, siendo muchas de ellas adolescentes.
La importancia del asunto es dejar de “cargar las tintas” sobre la mujer abortante, verdadera víctima del problema, y comenzar a pensar en términos de estrategias preventivas para que cada vez menos mujeres tengan que llegar a esta instancia pues “quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”
Es una nota que motiva a pensar...gracias!