Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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"El camino de la siesta", un viaje al corazón del mal

Invitado a participar de la 41 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el escritor Nicolás Correa es autor de "El camino de la siesta", un oscuro poemario que explora el corazón del mal a través de referencias bíblicas, magia negra y rituales que configuran una mitología de la intimidad.
Nicolás Correa (Morón, 1983) publicó los libros "Virgencita de los muertos", "Made in China", "Engranajes de sangre", "Prisiones terrestres", "83", "Súcubo. La Trinidad de la Antigua Serpiente" y "Rosas Gamarra", un cuento ilustrado que forma parte de la colección "Leer es futuro", publicado por el Ministerio de Cultura de la Nación.

El libro, publicado por La Bola editora, hace referencia a "un lugar que queda en Hurlingham, una zona descampada donde hay muchos bosques, donde íbamos con mi hermano y amigos del barrio a jugar al fútbol y pasar el tiempo. En esa época era un lugar muy desolado donde solía pasar de todo, desde encuentros amorosos hasta asesinatos".

Ahí, cuenta Correa, "se alojaban historias como la del ´hombre gato´, ´la llorona´, el ´almamula´, entre otras. Cuando empecé a crecer fui viendo ese espacio como parte de mi propia mitología, un espacio para la narración. Escribí una novela, inédita, que se llama igual que este libro, y en mis otros libros publicados también aparece esta zona".

Cómo trabajaste la oscuridad que atraviesa el poemario?
Me interesa el trabajo con la simbología que tiene que ver con el mito cristiano. Ya con mi primer poemario, "Virgencita de los muertos", venía trabajando en la misma línea, son libros que comparten la misma búsqueda: versos quebrados, un poco elípticos, pero trato de no ser muy críptico.

El "camino de la siesta" es un lugar mágico, fuente de trabajo para la poesía, una zona indefinida donde termina el barrio y empieza el campo, un espacio híbrido que de día se convierte en lugar de juego para los chicos y de noche pasan otras cosas, que me marcaron para siempre.

¿Qué lecturas formaron parte de la estructura del libro?
Me obsesiona el tema del exorcismo y cómo el factor popular va deformando ese ritual canónico y transformándolo en otra cosa. Básicamente siempre me interesó mucho el mal. Y es importante la influencia de mi madre en algunos temas como el esoterismo. Creo que lo poetas malditos se han nutrido de estas cosas, la magia negra, la brujería, las ciencias ocultas, el ritual pagano; todo eso siempre me produjo una fascinación enorme y en ese sentido siento una deuda muy grande con Rimbaud. Por otro lado, haciendo un corte abrupto, está Vallejo, que es el poeta padre por excelencia.

¿De qué forma pensaste la relación entre formas clásicas y elementos contemporáneos?
- Lo que me interesaba era poder hacer algo con el lenguaje, desarticularlo, ahí es donde el escritor puede hacer un trabajo verdadero, esmerilado, eso intente hacer, no se si con éxito, pero hice todo para que se diera así. No quería perderme en la violencia de la imagen. PIenso que los poetas que escribimos hoy tenemos una influencia grande del objetivismo de los 90, que después atravesó el límite del 2001 con todo lo que fue ese estallido social. Eso a veces nos va marcando una tendencia a la hora de escribir, pero en lugar del terror político, prefiero el terror estético.

Este libro está dedicado a Omar Trisciuzzi, que fue una de las primeras personas que me puso en contacto con la literatura y hoy no la está pasando nada bien. Lo conocí hace 15 años, cuando empecé a trabajar en la revista Oliverio, con Ricardo Romero, y esto es una especie de homenaje a esa amistad.

Fuente: Télam

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