Grassi dijo que las denuncias "anónimas" en su contra comenzaron en 1997, y que siempre se recurre a acusaciones de tipo económico o sexual "cuando se quiere ensuciar a un sacerdote".
El ex titular de la Fundación "Felices los Niños" dijo que está "acostumbrado a sufrir. Sé lo que es sacrificarme por los pibes, por ser sacerdote, que implica muchas renuncias". (Télam).-