Ciencia ficción, fantasía y surrealismo: estos textos pueden leerse como reflexiones alegóricas sobre la condición humana y el hombre de su tiempo.
La trilogía "Nuestros antepasados" -compuesta por El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente-, es una de las cinco cuidadas reediciones de Siruela en Argentina.
Esta lúcida síntesis de la idiosincrasia de los siglos XVIII y XIX también puede leerse, en el caso del barón, como un reflejo en clave mágica la decepción de Calvino con el comunismo tras la invasión a Hungría de 1956; la cual no lo alejó de su tierra natal, Cuba, de donde partió con dos años para regresar cuatro décadas después a reunirse con el Che y casarse con la argentina Esther Judit Singer.
Las páginas de El vizconde demediado narran la historia de Medardo de Terralba, partido al medio por un cañonazo turco que obliga a sus dos mitades, la buena y la mala, a seguir transitando la vida por separado: "Cada encuentro de dos seres en el mundo es un desgarrarse", dice a la mujer que ama una de las mitades del vizconde, aunque el narrador no se anima a determinar cuál.
El barón rampante llegó cinco años más tarde, en 1957, y narra la vida arbórea de Cosimo Piovasco, barón de Rondó, que con 12 años y en un gesto de rebelión contra la tiranía familiar se trepa a un árbol del jardín paterno para no bajar nunca más; sin por eso dejar de participar, con la distancia necesaria, de los hechos más emblemáticos de la Europa de la Revolución Francesa y las invasiones napoleónicas.
Mientras que en El caballero inexistente, la voz de Agilulfo se oye metálica, como si fuera la propia armadura la que hablara, y es eso lo que en efecto ocurre: Calvino dota al yelmo de voluntad y convicción y lo hace combatir a los infieles en el ejército de Carlomagno, construyendo una gran metáfora sobre la identidad que interroga las razones del amor y el odio humanos.
De principio a fin, este triángulo ficcional denuncia la realidad contemporánea, la soledad y el miedo intrínsecos del ser humano; poniendo de manifiesto la conciencia sobre un mundo que niega la peculiaridad de las almas, restringidas en su vuelo por los convenios sociales de época.
La literatura, la ciencia y la utopía fueron convertidas en espacios narrativos por este escritor y pensador que supo indagar el presente con una mirada incisiva, construida desde una intensa experiencia personal muy comprometida con su tiempo.
Nacido en La Habana en 1923, su familia regresó a la Liguria italiana cuando tenía dos años; decidido a estudiar agronomía como su padre, abandonó la carrera con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, que además lo lanzó a la clandestinidad en el mismo momento en que se negó a luchar en las filas de Benito Mussolini.
La negativa no fue pasiva, el joven Italo peleó junto a su hermano Floriano (sus padres quedaron rehenes de la ocupación alemana) contra el fascismo en las Brigadas Garibaldi, se unió al Partido Comunista Italiano y terminada la guerra retomó los estudios pero en Literatura.
En el reconocido sello Einaudi dejó una gran huella como editor. Allí se conectó con intelectuales de izquierda, entre otros Cesare Pavese, quien lo incentivó a escribir su primera novela Los senderos de los nidos de araña, publicada en 1947 dando cuenta de su experiencia en la Resistencia.
Esta vocación lo acompañó hasta su muerte en 1985, dejando medio centenar de cuentos, novelas y ensayos publicados y otros tres que se editaron póstumamente: preparaba un ciclo de conferencias para la Universidad de Harvard, "Seis propuestas para el próximo milenio", cuando falleció en la localidad Roccamare de Castiglione della Pescaia, donde vacacionaba.
Las ciudades invisibles, la otra reedición de Siruela, es la descripción de imaginarias urbes -puesta en boca de Marco Polo y en oídos del emperador turco Kublai Kan-, donde Calvino indaga los mecanismos de la escritura y los posibles significados detrás de las palabras y las cosas.
En tanto que Si una noche de invierno un viajero trata sobre el placer de la lectura a través de una práctica extrema: Calvino ensaya diez inicios de diez novelas apócrifas jugando a ser diez autores diferentes que deben dejar de escribir obligados por circunstancias externas, usando una segunda persona que pone como protagonista al lector, quien comenzará diez veces a leer diez historias siempre inconclusas.
Estos lanzamientos locales de Siruela se suman a El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder; dos entrañables de Lispector: Dónde se enseñará a ser feliz y Cuentos reunidos; y Cartas a Poseidón, de Cees Nooteboom, parte de la iniciativa Grupal para "estimular la producción nacional y enriquecer la oferta a los lectores argentinos con precios competitivos".
Fuente: Télam
