Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
Buscar:

El libro "Fuera de la ley" recupera 30 años de cuento policial argentino de la primera del siglo XX

El libro Fuera de la ley, integrado por 20 cuentos policiales argentinos de 1910 a 1940 que fueron compilados por Román Setton, autor de una pormenorizada introducción sobre ese perí­odo casi desconocido en la historia del género, viene a ilustrar un itinerario cruzado por el crecimiento de la ciudad, la aparición del cine y un profundo cambio cultural plasmado durante esos años.
Publicado por Adriana Hidalgo, el volumen da cuenta de la distensión en ese perí­odo de los vínculos entre política y literatura "que tendrá también su correlato -muy complejo por cierto- dentro del género policial", apunta Setton, a cargo además de la edición y las notas del texto.

El volumen incluye cuentos de José Antonio Saldí­as, Laurentino Mejí­as, Albert Dellepiane, Adalberto ST. John, Eustaquio Pellicer, Enrique Richard Lavalle, Ví­ctor Juan Guillot, Aristides Rabello, Ignacia Micaló, Julián J. Bernat, Roberto Arlt, Enrique Anderson Imbert, Nicolás Olivari, Alfonso Ferrari Amores, Carlos Pérez Ruiz, Conrado Nalé Roxlo y dos anónimos.

La ciudad de Buenos Aires se perfila esos años como el escenario donde irrumpe el delito, con nuevas representaciones del crimen, mediadas por el cine y las nuevas tecnologías.

A esto se suman los inmigrantes incorporados en las capas medias y bajas de la sociedad "a la esfera cultural y política"; la irrupción del periodismo masivo; las revistas culturales Caras y Caretas, PBT, Nosotros y Sherlock Homes entre otras; las nuevas generaciones de escritores y las discusiones de las vanguardias.
En tanto que los diarios ven engrosadas sus páginas con colecciones periódicas -mensuales, quincenales y semanales- a precios muy económicos y en tiradas masivas.

En este marco el cine aportó sus propias ideas sobre lo policial y el crimen en la ciudad, "un ingrediente esencial para el desarrollo del complejo imaginario de la criminalidad y la marginalidad urbana", precisa Setton en la introducción.

La etapa fundacional remite a la década de 1910: "Los cuentos incluidos en la revista Sherlock Holmes (1911-1913), las primeras incursiones en el género de un escritor de policiales como Enrique Anderson Imbert, los cuentos de la serie Memorias de Nelson Coleman, las narraciones policiales de Eustaquio Pellicer, Enrique Richard Lavalle o Nicolás Olivari".

También las parodias del género de Nalé Roxlo y Saldí­as, las producciones de carácter policial de Guillot, menciona el compilador y sitúa en la publicación de los Casos policiales, de Vicente Rossi, ese momento inicial del policial argentino.
Hacia comienzos de 1940 ya hay delineado un modelo culto, "ligeramente cuestionador de los parámetros de la edad dorada de la literatura policial en lengua inglesa, 1914-1939 y negador de la vertiente norteamericana surgida hacia 1922 y consolidada en 1930".

Ese año comienza la gran depresión en los Estados Unidos, y se dibuja como enemigo público la figura del gangster.

En la Argentina de la década infame el imaginario del crimen se mueve con la popularidad de algunos bandidos como Chicho Chico y Chicho Grande, o Mate Cocido, mientras las agencias se nutren de noticias norteamericanas.

En esos tiempos hay un cambio de registro urbano -parques, suburbios, centro- donde lo rural queda como los mataderos desplazados a los márgenes de la urbe. Y cobran vida -además del gangster -que se mueve en automóvil y utiliza el arma a repetición (la ametralladora), el asesino serial, el asesino a sueldo y el género multiplica sus tramas.

Paralelamente, aparece el criminal literario donde el elemento central es el enigma, distingue Setton y menciona a los detectives tipo Hércules Poirot -de sillón- cuyo correlato argentino sería el detective Gamboa de Anderson Imbert.

Este autor lo describe a la perfección: "En primer lugar, odiaba los interrogatorios, pues estos le quitaban la pureza al deporte, que consistía en observar, asociar las observaciones con un riguroso concepto de causalidad hasta llegar a la causa que, naturalmente, era el delincuente".

De ese modo, prosigue el compilador, "cierta literatura policial se aleja de los parámetros del realismo y se inserta en una serie que tiende a la brevedad, al enigma y a la autorreferencialidad propia de la novela problema".Y nombra entre otros ejemplos a Guillot ("El detective magnífico", "El misterio de los tres suicidas").

"Muchas de estas ideas van a determinar la concepción de la literatura policial y de la literatura fantástica de Borges durante las décadas de 1930 y 1940", afirma el compilador.

Y se van agregando otras vertientes como el modelo del policial decimonónico con fuerte anclaje en la medicina y ribetes folletinescos; el peligro que anida en el cuerpo de las mujeres, un disparador de los femicidios; el policial duro y las representaciones de los crímenes vinculadas a los orígenes de los casos célebres. Todo muestra una gran diversificación del género en los años analizados.

"De manera complementaria, se puede comprender la diversidad del género en esos años a partir de la representaciones que encontramos de los lectores de novelas policiales.(...) Desde el vicio y la estupidez hasta el refinamiento, el arco comprende casi la totalidad de las representaciones posibles de los modos de lectura", señala Setton en su revalorización del policial en esta antología.

Además, Fuera de la ley cuenta con un capítulo sobre las lecturas policiales porteñas, de Lila Caimari, quien cuenta del nacimiento de Sherlock Holmes, la revista semanal ilustrada que durante "dos años se dedicará a cubrir el simplismo espectro de lo policial en la ciudad de Buenos Aires".

Fuente: Télam

(Se ha leido 219 veces.)

Se permite la reproducción de esta noticia, citando la fuente http://www.diarioc.com.ar

Compartir en Facebook

Sitemap | Cartas al Director | Turismo Catamarca | Contacto | Tel. (03833) 15 697034 | www.diarioc.com.ar 2002-2024