1. Juguera centrífuga. Cuando la ves en la tele, parece fascinante: tirás un ananá entero y salen chorros de dulce néctar. Pero la realidad es otra: ninguna fruta pasa entera y tenés que cubetearla como para ensalada; los vasos que tenés nunca entran abajo del pico. Lavarla es un capítulo aparte: si no lo hacés enseguida se endurecen los restos y por mucho que friegues queda pulpa por todos lados.
2. Trituradora de vegetales. Y sí, es tentador: en la publicidad meten media papa en el aparatito con resorte y en la parte de abajo aparecen cubos como para hacer seis tortillas. Pero no. La realidad es que los trozos quedan demasiado grandes, o demasiado hechos puré, la bandejita contenedora es muy chica y el mecanismo con resorte falla después de dos usos.
3. Pastalinda. Una vez por año se te ocurre preparar tallarines para la familia y te pasás la tarde amasando. Cuando la masa está lista para ser pasada por la máquina, ya hiciste el 80% del trabajo. Es entonces cuando recordás por qué pasó un año guardada: la mesada está llena de harina y en la pileta hay un engrudo imposible de lavar. Lo peor es que los tallarines de cualquier fábrica barrial son igual de ricos. Eso sí: dura para siempre. Hace 62 años salió a la venta la primera y hay familias en las que todavía está en uso.
4. Multiprocesadora. La pesadilla hecha electrodoméstico. Promete hacer todo: licuar, cortar en cubos, en rodajas, amasar, emulsionar… La idea es efectiva: un bowl con cuchillas en la base. El problema son las versiones sofisticadas de doce partes, porque encastrarlas es misión imposible. A los tres meses de tenerla, usás el mismo accesorio para todo, porque los demás se te perdieron.
5. Máquina para picar hielo. Una máquina con manivela que lo único que hace (y supuestamente) es picar hielo. La compran solteros que sueñan con daiquiris y frapuccinos, pero sus fantasías se terminan en menos de lo que se tarda en pedir un trago: la máquina no pica ni siquiera los cubitos más chiquitos. Para que funcione, es necesario romperlos antes. Entonces… ¿para qué te la compraste?
Fuente: minutouno.com.ar