En general, los asistentes celebraron la realización de la Audiencia, entendida como mecanismo participativo y abierto a los aportes de actores políticos y sociales interpelados por la problemática. Dicha instancia, sirvió para consensuar conceptualmente qué tipo de legislación sobre violencia se quiere para Catamarca, a la vez que algunos especialistas profundizaron su análisis, colaborando en la delimitación de competencias de la justicia y de los organismos encargados de la protección de las víctimas, además de proponer cambios en la redacción de algunos artículos.
Un párrafo aparte, merece la actuación de la actriz Blanca Gaete, quien sensibilizó a los presentes con su interpretación de Julia Brandán, uno de los emblemáticos personajes tomados de la realidad catamarqueña para la obra Rosas de Sal.
Aportes diversos
Una de las primeras en exponer fue la psicóloga Silvina Santana, docente universitaria y coordinadora del área de Atención de Violencia Hacia la Mujer de la ciudad de Rosario, Santa Fe. La profesional, invitada especialmente, abortó la temática desde una perspectiva científica y descriptiva como flagelo social.
Luego, los jueces de Menores hicieron un análisis del proyecto de ley en aspectos específicos referidos a las competencias entre los fueros penal y civil, para ser considerado en la redacción de la ley.
Verónica Ochoa, técnica de la Secretaría de Agricultura Familiar, aportó la necesidad de tener en cuenta la dispersión territorial y diversidad de condiciones (según se trate de ambientes rurales o urbanos) para el tratamiento de casos de violencia.
Ello se puede vincular con la intervención de la médica forense Graciela Moreno, quien subrayó lo complicado que resulta el trabajo pericial cuando se carece de recursos humanos capacitados en el interior de la provincia. La profesional, además, se apoyó en su experiencia personal como única integrante mujer del cuerpo forense de la justicia, para argumentar algunas complejidades en cuanto al tratamiento de las víctimas y del colapso que a veces se padece en ése área por la cantidad de casos.
Momentos antes, la comisaria inspectora Ana Garay, responsable de la División Trata de Personas de la Policía de la Provincia, había afirmado que en esa fuerza persisten prácticas machistas, que generan la “re victimización” de las mujeres maltratadas. Precisó, además, que cuando la mujer decide hacer la denuncia, generalmente es atendida por personal masculino y que es muy común escuchar que el policía le pregunte: “¿Y vos qué hiciste para que te pase esto?”.
Otros actores completaron la idea al señalar que en Catamarca se produce una “multi victimización”, producto de la burocracia que hace a la víctima deambular de una fiscalía y la otra fiscalía sin obtener solución, reviviendo una y otra vez el maltrato, y soportando, encima, el asedio del victimario que sigue libre y sin restricciones.
Estas declaraciones luego tuvieron su correlato con la participación de Blasia Gómez Reynoso, quien centró su alocución en definir a la violencia de género como “violencia machista”, entendida ésta como una relación de abuso de poder que no tiene nada que ver con la masculinidad.
Por su parte, Graciela Walter, directora de Servicio de Salud Mental del Hospital de Niños “Eva Perón”, encendió otra luz de alerta cuando reveló que al menos un setenta por ciento de los casos que se atienden en el hospital público de Catamarca corresponden a niños y niñas víctimas de maltratos y abusos.
A su turno, representantes de la Dirección de Derechos Humanos de la Provincia hicieron su aporte en términos conceptuales y se pusieron a disposición de los legisladores para lograr una legislación modelo, no sin antes verter conceptos de corte político. El director del área, Ernesto Castrello, dijo que la aplicación de una ley como esta se dificulta en un contexto de “incomunicación entre el Poder Legislativo y el judicial”, y agregó que este momento histórico requiere de mayores espacios para la mujer en el ejercicio de poder, por lo que reclamó que se sumen dos mujeres a la conformación de la Corte de Justicia de Catamarca.
Cabe señalar, que debido a que el encuentro se extendió por varias horas, algunos de los participantes prefirieron entregar sus aportes por escrito a las autoridades de la Audiencia Pública, y declinaron su derecho a tomar la palabra para atender otros asuntos. Dichos aportes, también serán tomados en cuenta en la evaluación del encuentro.
Ana Guevara fue una de las últimas participantes en tomar la palabra. Su testimonio conmovió a todos. La señora, celebró todas las acciones que se hacen para frenar la violencia de la cual fue víctima durante seis años, y cuyas secuelas la acompañarán siempre. Diez minutos le bastaron para sensibilizar a todos con el estremecedor relato de su vida. Sus palabras dieron lugar a las reflexiones de Olga Medina y Angélica Avellaneda, quienes hoy militan en organizaciones dedicadas a la contención de las víctimas, pero saben de maltratos y abusos por experiencia propia.
