Según lo manifestado por Monseñor, la visita significa conocer “donde trabajan los hijos de la Iglesia, cómo interactúan, ver cuáles son sus desafíos para alentar y ayudar”. Además, destacó la necesidad de ser capaces de “sumergirnos en la hondura de la vida para conocer la realidad profunda que allí se encuentra y que no se ve cuando nos encontramos, por ejemplo, en la superficie del mar”.
En este sentido, aseveró que hay que entender que el mundo está compuesto por muchas realidades con las que hay que empezar a interactuar y “conocer la tierra también es eso, por eso el problema de nuestra patria es que no se valora la tierra, lo que ella nos da y la gente que la trabaja y sobre todo hay que valorar al campesino que no es considerado. Gracias a él nos llega la comida a la mesa, no sale de la góndola. Por ello, sino conozco eso no puedo comenzar a valorar, porque si no conocemos la realidad profunda no amamos esa realidad”.
De esa manera, invitó a la reflexión y a pensar en el otro, porque “hay un tú en la vida. Por ello, el trabajo es ocuparse del otro y ese es el mensaje de la Iglesia. Mi presencia acá es conocerlos, servirlos, ayudarlos para caminar juntos e interactuar e invitarlos a la reflexión”.
Luego bendijo a todos los presentes a través de la lectura de un pasaje de La Biblia y visitó algunas parcelas de ensayo de cultivos y las instalaciones del Laboratorio de Aceites de la unidad.