Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Horacio Salas y una poesía construida sobre deslumbramientos

Tras diez años de silencio editorial, el poeta Horacio Salas plantea de modo contundente en su nuevo libro, "Línea de puntos", una indagación que es recuento de vida discurriendo alrededor de lo efímero; una suma momentos que al mismo tiempo que se diluyen, dan paso a interrogantes sobre lo perdurable y lo transitorio.
"Línea de puntos" -editado por Nuevohacer- abarca lo fugaz y también otros núcleos temáticos recurrentes en la obra de Salas -la infancia, la instancia erótico amorosa, el tiempo político- en un original armado que ya es marca de su expresión: una orquestación discursiva que mixtura el coloquio urbano con imágenes, referencias culturales, letras de tango, etcétera.

Poeta, ensayista y periodista de gran trayectoria -entre otros libros de consulta, escribió la biografía de Homero Manzi y el ensayo "El Tango", traducido a numerosas lenguas- Salas agrega un nuevo título a su reconocida obra poética iniciada en 1961 con "La soledad en pedazos" y que incluye títulos como "Mate pastor", "Gajes del oficio", "Cuestiones personales", "El Otro" y "Dar de Nuevo".


- Télam (T): Como en sus libros anteriores, en estos textos se orquestan locuciones populares, apuntes de la realidad, líneas de otros escritores ¿Cómo se dio este collage?
- Horacio Salas (S): Comentando en 1969 el libro de Carlos Fuentes "Cambio de piel", encontré un lenguaje donde se mezclaban, se maceraban, textos narrativos con otros tan metafóricos que parecían arrancados de poemas líricos y, al mismo tiempo, modernos y cotidianos.
Era cosa de buscar en mí mismo, en mis trabajos periodísticos, en mis lecturas, latinoamericanas, en mis charlas políticas, en mis búsquedas históricas, en mi infancia. Respecto al habla de la calle, era algo que buscaba desde los veinte años, pero quería hacerlo sin la retórica exclusivamente porteñista.


- T: ¿El eje de "Línea de puntos" es lo efímero, lo irremediable?
- S: La muerte, el final. Los finales siempre han sido una preocupación. De chico, mi abuela me llevaba cada quince días al cementerio. Después, mi madre murió muy joven y de manera repentina. Hay que agregar las letras de tango que me marcaron desde muy chico. En el tango todo se acaba: el amor, la vida. Creo que por eso soy nostálgico y melancólico.
Ahora, que acabo de cumplir 75 años, debo reconocer que mi futuro lo imagino un poco más corto, pero también -mis amigos lo saben- a la vejez le opongo el humor. Me gusta mucho reírme y lo hago como terapéutica, como aconsejaba mi querido Leopoldo Marechal.


- T: Parecería que en aquello que se diluyen, sobrevuela la pregunta de qué quedará de todo esto, quién lo rescatará, ¿lo ve así?
- S: Todo creador, la creación misma, es una indagación sobre la perdurabilidad y lo que en el futuro podrá subsistir, si es que algo permanece de entre el cúmulo de una obra. Pero el que se preocupa demasiado por la trascendencia de su trabajo está dejando buena parte de su vida en el camino. Lo fundamental consiste en jugarse, en asumir riesgos, en vivir, como si el futuro no existiera.
Una pequeña anécdota: cuando recorría las galerías de la Biblioteca Nacional, me encontré con algunos volúmenes que nadie había solicitado jamás, en más de un siglo y medio. Pensaba en las ilusiones forjadas por sus autores frente a la indiferencia de la realidad.


- T: Usted dijo alguna vez que de los poetas mayores que conoció, como Leopoldo Marechal y Raúl González Tuñón, entre otros, fue Borges el que más lo deslumbró; ¿abrevó algo de esa poesía?
- S: Cuando comencé a escribir, mis lecturas de Borges -su porteñismo, su cuidado de la palabra, su búsqueda del adjetivo exacto- tuvieron influencia en mí; pero de eso ha pasado mucho tiempo. Luego busqué mi propia manera.
Pienso que si alguien leyera hoy mi obra en conjunto, sólo como un guiño humorístico encontraría algún tic borgeano, algunas palabras útiles para subrayar un collage; no más. Pero en este terreno no hay peligro de que me descubran el chiste. Borges en la Argentina es un desconocido. Los borgeanos somos una secta secreta en extinción.


- T: En este libro aparece de nuevo el tema del exilio. ¿Es una obsesión suya que vuelve?
- S: No es un tema que regrese: acaso nunca dejé que se fuera. Ahora el asunto carece de dramatismo. Lo recuerdo, pero como una experiencia vital más. Fueron muchos años. Sin embargo nunca soñé con España, y eso que soy un" soñador compulsivo".


- T: Uno de sus temas recurrentes es el amor, y allí el trazo evocativo en poemas de impecable factura de su nuevo libro y recuerdan, en su fraseo, un poema anterior y memorable: "Máscaras"…
- S: Sin amor no hay nada, no se crea nada, es imposible La poesía está construida sobre deslumbramientos, golpes de luz; por ejemplo: "un sacudón eléctrico azul resplandeciente" o "los jadeos de algún orgasmo mágico y siempre venidero".
En este sentido los aportes de la poesía latinoamericana del siglo XX han elaborado un sistema literario que permite ver varias cordilleras cuyas cumbres pueden verse a gran distancia geográfica y que cobija picos entre los cuales -sólo para destacar algunos- están Darío, Neruda, Vallejo, Gonzalo Rojas, Gelman, Lugones y al Borges que escribió: "Una mujer me duele en todo el cuerpo".


Fuente: Télam

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