En la edición de ayer, se publicó una investigación de EL LIBERAL en la que se da cuenta de las espeluznantes e inhumanas maniobras suicidas que practican jóvenes montados en motos o al volante de autos, preferentemente los fines de semana en horario nocturno.
Se trata de lo que en la jerga juvenil se denomina el “toreo de automóviles”, que consiste en circular a velocidad en una ruta por el mismo carril en que transita un vehículo que viene en sentido contrario.
Este peligroso juego tiene por finalidad obligar al conductor del otro vehículo -participante involuntario- a desviarse al otro carril para evitar la colisión.
Para la práctica de la “ruleta rusa” son necesarios algunos ingredientes como, por ejemplo, bebidas alcohólicas, drogas y vehículos potentes.
Sin embargo, tareas previas de inteligencia e investigación efectuadas por policías encubiertos lograron frustrar, al menos en este fin de semana, esta condenable práctica que, hasta el momento, no ha provocado víctimas.
Para ello, según comentó una fuente policial, los policías encubiertos recurren a “informantes” quienes suministran datos sobre los lugares en donde se reúnen circunstancialmente los motociclistas, así como los sitios elegidos para realizar esta variante de las picadas de motocicletas.
Precisamente, para eludir los controles policiales estas “manadas de motos” cambian constantemente los lugares de reunión.
Comentó esta fuente que también se infiltran en los grupos de motociclistas, con la intención de obtener información referida a cómo y dónde modifican las motos para darle más velocidad y sonoridad, aunque también se pretende conseguir datos acerca de las procedencias de estos vehículos, presuponiéndose que algunos fueron robados.
Medida preventiva
Como una medida preventiva, desde el Consejo Provincial de Seguridad Vial se están organizando charlas destinadas a los padres, con la finalidad de analizar estas conductas y comportamientos juveniles.
El titular del Consejo Vial, Ing. Daniel Olmedo, adelantó a EL LIBERAL que estas disertaciones a cargo de especialistas se harían a través de las escuelas y colegios, y también mediante convocatorias a encuentros abiertos para padres con hijos adolescentes.
Comentó: “Actualmente vamos a las escuelas y hacemos cursos para docentes, y charlas a los chicos, pero ahora tenemos que hacerlo con los padres”.
Al requerírsele su opinión acerca de las motivaciones de los jóvenes para practicar la “ruleta rusa” en las rutas, Olmedo consideró que son realizadas “por adolescentes que no han encontrado su identidad y manifiestan conductas desequilibradas”.
Asimismo, estima que los protagonistas son jóvenes cuyas inseguridades son canalizadas en la transgresión, “tienen fantasías de inmortalidad, no se sienten exigidos por los padres, por lo tanto no se sienten responsables, además de no contar con un modelo adulto que sea fuerte”.
Por otra parte, reflexiona que hay padres que quieren ser amigos de sus hijos, “cuando lo que necesitan los chicos son padres que ejerzan la autoridad bien entendida, no el autoritarismo, porque amigos tienen a montones”.
Con criterio, advierte que algunos padres, para compensar la falta de atención a sus hijos porque disponen de poco tiempo, les regalan una moto o un auto, “tal vez porque se sienten culpables de no compartir”.
En este punto, Olmedo indica que los hijos “necesitan calidad de afectos, más que cantidad, y aún cuando el tiempo disponible se torne breve, los padres tienen que ingeniársela para transmitir amor, valores y conductas de vida”, añadiendo que estos encuentros diarios, aunque sean breves, “son importantes para los chicos”.
Finalmente, pide que los padres asuman un rol importante en la educación de sus hijos, “que den ejemplos de cómo conducir y manejarse en las calles”.
Fuente/ elliberal.com.ar
