Córdoba, 16 de octubre. (Télam, por Virgilio M. Pereyra).- La céntrica peatonal de la ciudad de Córdoba atesora el hecho de haber sido escenario del diario trajinar de un pintoresco y romántico personaje que vestía frac de casimir inglés, llevaba flor en el ojal y piropeaba a las damas con tanta maestría como nunca más lo volvió a hacer nadie.
"Adiós rueda de auxilio para mi corazón en llanta", saludaba Jardín Florido, tal su apodo cordobés, mientras su mano levantaba levemente el sombrero, en un ademán de criolla cortesía. Pero el hombrecito ni siquiera era argentino, sino italiano, y su verdadero nombre fue Fernando Albiero Bertapelle.
"Tengo lapicera de oro y una plumilla de plata.
Podría decirme su nombre para escribirle una carta?", era otro de sus piropos predilectos. (Télam).-