Esta tradición consiste en marcar a los cabritos, ovejas, llamas o vicuñas, para ejercer la propiedad del animal, que suele estar a campo abierto todo el día, ya que sólo por la noche se lo arrima alas cuevas de piedra.
En el norte jujeño esta costumbre es una de las más típicas y constituye toda una fiesta, con coplas, música, baile, buena comida y bebida -un elemento que nunca falla- y lo más increíble: el "casamiento" de las bestias...(Télam).-