Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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La Voluntad: un libro que apuesta a combatir la desmemoria

La edición definitiva de los tres tomos de La Voluntad, de Eduardo Anguita y Martín Caparrós, pone en perspectiva lo que significó su publicación hace quince años, cuando por primera vez apareció una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina sin eufemismos, una apuesta a combatir la desmemoria desde la escritura.
"Cuando escribimos el libro sin duda nosotros y los que brindaron su testimonio esperábamos que terminara la amnesia producida por las leyes de impunidad, ese período de indultos, un clima cada vez más espeso; la cantidad de barbaridades que sucedieron en los 90 como los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel", menciona Anguita en una entrevista con Télam.

"La sensación de leer ahora el libro (Planeta), es la de haber puesto un granito de arena para los cambios que se fueron sucediendo -afirma-. Siempre la escritura de la historia se hace no solamente con la subjetividad del momento, sino con aparatos de dominación, de consensos, de alianzas, es decir que uno nunca tiene una ingenuidad frente a los hechos".

Es una historia que nunca se deja de resignificar ¿Qué aportó y que sigue aportando este libro?
Creo que en este momento, súper fértil, que parece un vergel al lado de los 90, también hay una cantidad de cosas que son caricaturas.
Una es todavía mantener una idea de la militancia donde no se ve al militante como alguien que también pensaba en la reforma agraria o en la renta potencial de la tierra, porque en la Argentina de los 70 por más que anduviéramos en la clandestinidad, leíamos a (John William) Cooke, a Horacio Giberti, Aldo Ferrer, a Samuelson.... leíamos cosas que nos permitieran pensar.
Si derribábamos un sistema de privilegios, se podía construir un sistema igualitario, y para eso había que hacer muchas cosas como resignificar al militante como un tipo que estaba en el sindicato pero que también llamaba a una asamblea -no estaba sentado en un sillón-, un intelectual dispuesto a debatir: PCR, PO, Montoneros, PRT... se hacía una lista de oradores para que todos hablaran; aún en la semiclandestinidad había que escuchar a todas las voces.
No quiero embellecer esa época, pero tiene una espesura que no se puede dejar de lado. Y si en algo sirvió "La Voluntad" bienvenida sea.

Es interesante la construcción del libro, hay algunos testimonios que siguen a lo largo de los tres tomos, que se insertan en un entramado cultural que retrata muy bien la época, más allá de la lucha armada.
Sin duda, pensar la lucha armada como un fenómeno ajeno a toda esta complejidad política cultural y de contexto mundial, forma parte de las cosas que cuestan reconstituir porque evidentemente en el 83 la teoría de los dos demonios le calzaba a la sociedad como un guante. Le venía muy cómoda, era tributaria de la idea de dar vuelta la página: aquello fue el quinto infierno del Dante, ahora vivimos la esperanza de una democracia igualitaria.
A los pocos meses, el mismo (ex presidente Raúl) Alfonsín que al principio de la campaña hablaba de los grupos concentrados de poder, después se refería a los capitanes de la industria, cuando en realidad era el resultado de un plan económico de destrucción de la Argentina. Nosotros damos cuenta de esos episodios contextuales, ya sea el discurso de (José Alfredo) Martínez de Hoz, ya sea lo que pasaba con el petróleo, lo que ocurría entonces en China o en Cuba.
Te daba de algún modo un reglamento -por decirlo en términos metafóricos- de cuáles son las cosas que tenía en cuenta un militante para dilemas humanos. Porque participar de una organización clandestina, arriesgarte o no para que te torturen o te maten no era algo ajeno a las angustias de los militantes. Pero tenías una cantidad de cosas para que muchos, miles y miles dijeran: ´Yo sigo en esto, vale la pena´.

Hay testimonios de Cacho El Kadri, de Graciela Daleo, de Elvio Vitali, Nicolás Casullo, entre otros, que atraviesan todo el libro ¿Esto lo determinaron desde un principio?
Estas voces para muchas personas pueden ser preponderantes, sin embargo por suerte este libro en sus tres tomos, tiene la ventaja de lectores que por afinidad ideológica, familiar, cercanía geográfica, pertenencia social, de repente se enamoran más de algunos personajes que podría llamar secundarios si esto fuera una obra teatral.
Lo interesante es que siempre aparece la voz coral, la historia de una cantidad de voces y situaciones diferentes pero que funcionaron de manera colectiva. Uno de los grandes riesgos es desconocer en esos años la percepción de lo grupal: estuvo muy presente, si no hubiera sido imposible que pasaran determinadas cosas.

"La Voluntad" se remonta al año 1966, antes de la dictadura..
Si bien tomamos una fecha de inicio el 28 de junio de 1966, el día que (Juan Carlos) Onganía lo derriba a (Arturo) Illia cada vez que presentamos a algún protagonista de estas historias hacemos una retrospectiva de lo que fue su familia, donde nació, se crió, cuáles fueron sus experiencias de adolescente, sus gustos deportivos, aquellas cosas de la vida cotidiana que no pueden desprenderse de la determinación consciente de formar parte de una historia, en la que se correrán riesgos y también la vida de otras. Los procesos de resistencia son así.

¿Hubo correcciones en esta edición?
No hubo cambios, sí dos nuevos prólogos, porque pasaron casi veinte años desde que surgió la idea de escribir el libro. Ahí expusimos nuestros puntos de vista de lo que fue esa historia y de lo que somos ahora.

Fuente: Télam

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