Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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La ciudad es la gran protagonista de la novela "Circunvalación"

En Circunvalación, el escritor Ignacio Camdessus configura un relato laberíntico con un fondo de sospecha constante donde abundan situaciones delirantes y personajes extraños que le dan un tono paranoico a una novela donde la vida en la ciudad es la gran protagonista.
Ignacio Camdessus (San Isidro, 1975) estudió ciencia política y trabaja como editor. En 2013 fundó Sociopúblico, estudio de comunicación de ideas complejas. En diálogo con Télam, el escritor habló del origen y construcción de su primera novela, publicada por Libros del Zorzal.

¿Cómo surgió la idea de la novela?
El disparador fue la doble constatación, hace muchos años, de que caminar por la calle significa estar rodeado de gente que lleva cosas de un lado a otro: bultos, cajas, elementos todos que para entonces -era joven y proclive a la intriga- se me hacían sospechosos; y, en segundo lugar, de que basta frenar o romper la rutina para empezar a verificar en la ciudad movimientos pautados, regulares, formales e informales, en los que no necesariamente reparamos a primera vista, cuando vamos funcionalmente de un lugar a otro.

Después se fueron sumando capas y temas: el mundo del trabajo y las búsquedas laborales. La legalidad del comercio y la moneda. Las maquinarias burocráticas, que me subyugan. La identidad, crecer, hacerse adulto, tener hijos. Ganarse la vida. Supongo que esta novela es el punto al que llegan todos los asuntos que me preocupaban y atraían entre los 25 y los 35 años.

A través del libro se puede percibir una fuerte presencia de la ciudad, como si ella fuera la gran protagonista de la historia, ¿es así?
Sí, es así. Mis principales intereses desde siempre son la circulación pública del lenguaje y el quehacer político, económico y social de las personas y las sociedades. Planteado así puede que sea una gran abstracción, pero ambos intereses confluyen a mí entender en algo bien concreto: la ciudad. Me la figuro el escenario de todo. Soy enteramente urbanita. Amo las ciudades, amo vivir en ciudades, viajar por ciudades. Admiro su energía constructiva y destructiva. No concibo que la vida pueda no ser urbana. Circunvalación es de alguna manera una celebración de la ciudad.

Por la trama que se enreda, los personajes delirantes y el fondo de paranoia la novela parece tener alguna relación con Arlt y, más reciente, con Pynchon, ¿considerás a esos autores como influencias?
Algo, sí, aunque no son autores sobre los que haya vuelto mucho (Arlt) o que haya leído tanto (Pynchon). En algún momento temprano de la escritura me di cuenta de que el comienzo de la novela tenía mucho del comienzo de Los siete locos. De Arlt me fascina su universo, sus temas, hasta su época, pero me cuesta leerlo, tal vez por su sintaxis. Me gustaría escribir un libro sobre una secta de lunáticos y desesperados que planea financiar la revolución con una red de prostíbulos. ¡Pero llegué tarde a la idea! El mundo del trabajo y la necesidad de ganarse la vida, temas tan ´arltianos´, se me hacen centrales y apasionantes, y me parecen que están sub-representados en la literatura; creo que ameritan mucha más atención.

De Pynchon sólo leí algunos cuentos de Slow Learner y Vineland; en mi biblioteca tengo otros libros de él velando las armas (y en mi mesa de luz, ahora mismo, The Crying of Lot 49, pero no me decido a acometerlo). Recuerdo que Vineland me sorprendió y gustó mucho, pero no recuerdo más que esa vaga sensación, lo que tal vez pruebe la relación o el parentesco: eso me suele suceder con los libros que me marcaron.

¿Qué otras lecturas formaron parte de la construcción de este libro?
Todas. O al menos todas las que me impresionaron. Por ejemplo: hace poco releí El extranjero, que había leído cuando tenía diecisiete años, y al que no había vuelto hasta entonces. Sólo recordaba someramente la historia. Me impresionó ahora reconocerme tan deudor de esa lectura, deuda que no tenía para nada presente. No recuerdo nada de Zama, salvo que me encantó cuando la leí a los veinticuatro años. A los treinta y pico leí los otros libros de Di Benedetto y me asombró sentirlo tan familiar. Evidentemente mi lectura de Zama debe haber calado en algún lugar de mi cabeza o mis huesos, en mi respiración.

Me tranquiliza pensar que la clave no es estar libre de influencias, sino tenerlas tan variadas y singulares que el resultado sea por sí mismo singular. A veces siento que me llevó unos treinta años de lectura escribir una novela breve como esta. Como si la escritura fuera en rigor un proceso de condensación. Como si de cada libro que me impresionó hubiera exprimido unas gotas de jugo y Circunvalación fuera lo que quedó en el vaso.

Fuente: Télam

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