Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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La esclavitud sexual en una novela que interpela la complicidad de los lectores

Conocedor de los recursos que una ficción pone en juego para optimizar los hallazgos de un texto periodístico, el escritor y periodista mexicano Jorge Zeppeda Patterson despliega en su novela Milena o el fémur más bello del mundo-ganadora del Premio Planeta- una trama compleja que desentraña la cadena de inercias y complicidades camufladas bajo el fenómeno de la prostitución y la esclavitud sexual.
No hay lectores inocentes ni perversos engranajes de alcance transnacional cuyos responsables sean fácilmente identificables. Esto lo sabe bien Zepeda Patterson, periodista de olfato depurado que en los años de profesión aprendió a reconocer que detrás de todo episodio noticiable hay un entramado viscoso con grados escalonados de implicación.

Así ocurre con el fenómeno de la trata de personas, un vector inamovible de la agenda periodística de los últimos años que el fundador del prestigioso periódico Siglo XXI, por estos días de visita en Buenos Aires, retoma ahora en clave ficcional para sacudir la impunidad lectora y empujar el juicio crítico hacia zonas de escaso confort.

Milena o el fémur más bello del mundo (Planeta), narra la historia de una joven procedente de la ex Yugoslavia que es secuestrada apenas superado el umbral de su adolescencia por una red internacional de proxenetas que la ofrece como consumo de lujo a empresarios y políticos encumbrados de Marbella y luego México, todo en el marco de una trama donde fluyen los negocios ilegales y donde la violencia opera como factor disuasivo.

"Todos tenemos una narrativa que construimos para justificarnos, incluido el corrupto o el sicario -destaca Zepeda Patterson a Télam-. Los hombres de poder la construyen para normalizarse, para justificarse. El político corrupto no es alguien que se ve al espejo por la mañana y dice 'Carajo, qué corrupto soy'. Por el contrario, es gente que sostiene en su fuero interno que si se ha robado cien mil dólares cualquier otro en su lugar se hubiera robado ocho millones".

Télam: ¿Qué condicionamientos tiene un escritor cuando trabaja una temática que está siendo abordada en paralelo por un repertorio de géneros ligados a la verdad, como la crónica o el ensayo?
Jorge Zepeda Patteron: Hay mucha investigación detrás de mi libro, tanto del fenómeno de la trata persona como de los aspectos puntuales de lo que puede vivir una mujer en estas circunstancias pero en definitiva me parece que ni importa cuánto se haya escrito sobre le tema: mirada adicional siempre vale la pena porque la ficción tiene ciertas ventajas para instalar un tema.

Cuando un artículo periodístico presenta un informe acerca del alcance de los casos de trata, llega un punto que si la cifra alcanza a 15.000 o 20.000, todo queda reducido a una estadística. En cambio, introducir al lector en esa experiencia y confrontarlo a lo largo de las 400 páginas de una novela con las vivencias que padece una mujer cuya vida es interrumpida para ser convertida en esclava sexual, genera efectos mucho más notables.

T: La ficción opera entonces como una herramienta tan escrutadora como los soportes vinculados con la verdad...
J.Z.P: La ficción no sólo no es un opuesto sino que es la revelación de la realidad por otras vías adicionales y complementarias. Muchas veces el trabajo periodístico es como asomarse a una cerradura y percibir algunos aspectos, oír algunas voces sueltas. Pero hay rincones oscuros que tienen que ver con los sentimientos y las sensaciones a las cuales es difícil aproximarse a través de las herramientas periodísticas.

No es que resulten obsoletas ni mucho menos: simplemente son necesarias pero insuficientes para contar ciertos aspectos de la realidad. A veces los seres humanos necesitamos esos golpes que sólo la ficción nos puede dar. Soy de los que cree que hacer una novela con motivos de denuncia social o incluso basada en una agenda política acaba por construir una mala literatura.

T: Uno de los grandes temas del libro es el componente trasnacional del poder, las mafias, el crimen organizado ¿Por qué le parece que la historia de Milena puede resultar esperanzadora frente a un paisaje tan desolador con redes de trata globales y gobiernos que les ofrecen anuencia tácita?
J.Z.P: Soy un periodista y novelista obsesionado por el poder y las maneras oscuras en que opera. En mis dos novelas he tratado de entrar en esta antropología del poder que tiene que ver con la corrupción y la fascinación de los hombres por el poder, de lo que sucede entre bambalinas. No quería circunscribir la historia a un asunto latinoamericano porque es un fenómeno internacional que además ha adquirido más fuera en los últimos años gracias a la impunidad con la que operan por encima de los estados nacionales.

T: ¿El germen de este componente transnacional tiene que ver estrictamente con la globalización o está vinculado a una exacerbación del sistema económico?
J.Z.P: La globalización ha provocado un impulso, un fomento de estas prácticas gracias a la posibilidad de que redes de tratantes de una región se vinculen con las de otra y así conformen una cadena internacional. Pero esto también es posible gracias a las miradas cómplices, las narrativas de normalización que tiene la visión de la prostitución como una debilidad aceptada y asumida en nuestras sociedades, sin entender que la esclavitud sexual es la versión más atroz y abominable de la prostitución.

T: La novela no se detiene en la identificación de uno o más culpables sino que visibiliza las condiciones de posibilidad que propician la violencia, la esclavitud sexual y todo un entramado que reclama la complicidad de sociedades enteras ¿Buscó que el lector se siente particularmente interpelado por el texto?
J.Z.P: Milena al principio identifica a los proxenetas como los responsables de su tragedia: los que la secuestran, la castigan y la atormentan. Poco a poco cae en la cuenta de que ellos -y ella- son las piezas de un engranaje al servicio de un hombre común y corriente que es el cliente de todos lo días. Un hombre que luego de satisfacer su apetito sexual tiene el descaro de conversar con ella y hacer una especie de justificación.

Ella se va cansando de este discurso y se va dando cuenta de que son los 400 o 500 euros que le colocan sobre la mesita a modo de pago son los que ponen en movimiento toda esa maquinaria. Y que ese cliente que se presenta ante los demás como un ciudadano respetuoso y padre responsable es el verdadero victimario de su situación. Ese es el gran misil que está escondido en la novela: el que confronta al lector con la responsabilidad que tiene en eso que aparece como un inframundo abominable y disociado de su vida.

En las piezas que Milena va describiendo en su libreta negra, donde va dado cuenta de estas narrativas que cuentan los clientes, ridiculizando los distintos montajes que hacen para tratar de justificar lo injustificable. La novela no se mete en sí contra la prostitución sino con el hecho de que es inadmisible que en el siglo XXI una persona esclavice a otra con el fin que sea.

Fuente: Télam

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