Aunque son apenas cinco kilómetros de subida hasta el paraje conocido como Puerta Chiquita, donde la tierra se aplana, los peregrinos tienen que redoblar el esfuerzo de la caminata para poder superar ese tramo.
Además, tienen que transitar por senderos angostos ubicados a la orilla de la cinta asfáltica, con el consecuente riesgo que implica el tránsito de los vehículos, a lo que se añaden las cuarenta curvas y contracurvas que enmarcan el recorrido de las suaves ondulaciones serranas.
El equipo periodístico de EL LIBERAL que recorrió ayer la sierra se encontró con una docena de peregrinos -todos varones-, quienes cerca del mediodía comenzaban a emprender la subida.
“Somos del grupo de Coqui Juárez, somos gente del oste y del barrio Autonomía”, se presentó el líder, identificándose como Rubén Juárez, aunque sus compañeros lo llamaban “Grillo”, quien se ufanó que peregrina hace 23 años, mientras que su hijo, Gerónimo, de 11 años, lo acompaña desde hace seis años.
Con absoluta convicción, Juárez aseguró que para ellos la sierra no es un obstáculo, aunque admitió que “es la parte en que se complica un poco porque la trepada puede provocar dolores musculares, “pero estamos preparados para afrontarlos porque vamos al encuentro de nuestra Madre María”.
Esta manifestación de fe fue respaldada por sus compañeros, la mayoría empleados públicos, que continuaban la caminata a buen ritmo, apurados por llegar a Puerta Chiquita para reunirse con el resto del grupo y disfrutar de un almuerzo compartido, con el posterior descanso reparador.
La próxima posta era Olivos en donde los peregrinos descansan para seguir hasta Lavalle y luego a Las Cañas.
Comentó “Grillo” que la intención del peregrinaje es “agradecerle a la Virgen lo bueno que nos sucedió en la vida, vamos a dar gracias por las cosas que nos salen mal y Ella nos soluciona el problema”.
Motivaciones
Todos y cada uno de los santiagueños que peregrinan a la gruta catamarqueña de la Virgen del Valle, tienen un motivo para hacerlo.
Algunos por convicción religiosa, otros para cumplir una promesa Tal es el caso de Yoana Ledesma, de 24 años, quien, cuando estaba embarazada, los médicos no le daban posibilidades de nacimiento porque el feto mostraba hidrocefalia en las ecografías.
Contó que “eso me desesperó y acudí en pedido de ayuda a la Virgen, lo hice fervorosamente, y la última ecografía apareció normal, mi hija nació, ahora tiene tres años y estoy cumpliendo la promesa”.
Un hecho similar vivió Noemí, pero con el embarazo de su hija que en el quinto mes corría el riesgo de perder el bebé por ahogamiento producido por una triple vuelta del cordón umbilical.
Ella también invocó a la Virgen mediante numerosas oraciones, apoyada por sus amigas y familiares, y hace pocos días los médicos comprobaron que el cordón había vuelto a su posición normal. El bebé va a nacer en dos meses por parto normal, según la versión de Noemí.
Fuente/ elliberalweb.com.ar
