Los científicos afirmaron que este hallazgo podría convertirse, en el futuro, en un tratamiento natural y eficaz para la combatir la obesidad.
Después de cada comida, la hormona PYY3-36 normalmente es segregada en el tracto gastro-intestinal en una cantidad proporcional al contenido calórico de los alimentos ingeridos, y su función es informar al cerebro que el cuerpo ya no tiene más hambre. (Télam-SNI)