Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Mons. Luis Urbanc, en la misa de homenaje de los Medios de Comunicación

“La libertad es lo único que nos permite acoger de verdad al otro”

Anoche se ofició la Misa de homenaje de los Medios de Comunicación a la Virgen del Valle, en el marco de las festividades en su honor, que estuve presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc.
(DIARIOC, 01/04/2008) De la celebración eucarística participaron periodistas, locutores, directivos y representantes de radios, diarios y canales de televisión locales, quienes leyeron las lecturas y elevaron las súplicas a Dios, a través de la oración de los fieles. También acercaron las respectivas ofrendas, consistentes particularmente en alimentos no perecederos, que serán entregados a nuestros hermanos más necesitados. Asimismo, honraron a María las parroquias San Jorge y San Pío X; personas que trabajan en el Santuario, Santería y Obispado. Durante la celebración, el Obispo agradeció a Radio Nacional y Canal 10 Teletec, que transmitieron en vivo la Santa Misa.

(TEXTO DE LA HOMILÍA)

Mis queridos  hermanos:

Nos encontramos concluyendo con esta celebración eucarística el segundo día de nuestro septenario en honor a la Virgen, y con mucho gozo en este día de la Anunciación del Angel a María, que va a ser Madre del Hijo de Dios, o Fiesta de la Encarnación del Hijo de Dios, que es el efecto de este anuncio que María acogió, como hemos escuchado al final del texto proclamado. “Aquí está la servidora del Señor, que se haga en mí según tu palabra”. Y el Verbo se hizo carne.  

En este segundo día nos acompañan peregrinando a este Santuario, las parroquias de San Jorge y de San Pío X; bienvenidos todos los peregrinos de estas dos parroquias numerosas del sur de nuestra ciudad de San Fernando; que el Señor los colme de bendiciones y la Virgen también les conceda abundantes gracias, para poder ser santos cristianos en sus respectivos ambientes.

También hoy se ha congregado acá, para honrar a la Virgen, todo el personal del Santuario, del Obispado, de la Santería, así que bienvenidos y muchas gracias por compartir esta Eucaristía. Muy agradecido también por el servicio que prestan todos ustedes en esta tarea evangelizadora de la Iglesia en estos puntos, que generalmente requieren mucha atención y un cualificado servicio para poder atender a todas las necesidades propias del servicio pastoral.

También están aquí presentes con nosotros los medios de comunicación, como se habrán percatado, porque nuestros lectores han tenido una voz muy particular, la voz propia del locutor, una voz clara, pausada. Da gusto escuchar así los textos bíblicos.  

Tenemos que acoger la Palabra de Dios con convicción

Mis queridos hermanos, hemos querido que este septenario tenga como eje central de nuestra reflexión la Palabra de Dios, esta Palabra de Dios que María supo acoger con tanta profundidad. Y hoy reflexiónábamos particularmente acerca de cómo esta Palabra de Dios tenemos que acogerla con convicción. La Virgen estaba convencida de que lo que Dios dice es vida para las personas. La Palabra de Dios es vida para nosotros, y lo importante es estar convencidos; quien se convence de la riqueza, de la importancia, de la necesidad de esta Palabra, y vive según esta Palabra, es coherente con esta Palabra, esa persona es libre, es feliz, y ayuda a los otros a que vayan adquiriendo convicciones y certezas en la vida. Cuando uno está convencido de algo lo difunde en todas partes, vive de acuerdo a eso de que está convencido.

{adr}El que no está convencido que la Biblia es Palabra de Dios no tiene absolutamente ninguna autoridad para hablar de Dios, porque no lo conoce. Yo no puedo hablar de Dios por convicciones meramente subjetivas, o por lo que a mí me parece. No. Dios se reveló en Jesucristo y se nos quedó de un modo concreto en su Palabra, y quien oye esta Palabra, quien medita esta Palabra, quien contempla las maravillas que Dios ha hecho a través de los relatos de esta Palabra, puede tener convicciones que le permiten vivir, ser libre.

No quieren abrir su corazón a Dios

Hemos escuchado los textos de la Escritura, en primer lugar ese texto tan lindo de Isaías, quien es enviado a un rey que está muy abatido, muy golpeado por la vida, y Dios viene a fortalecerlo y lo manda al profeta, que viene a alentar, que viene a decirle: “Dios está contigo, no tienes que desesperarte”. Tan mal estaba este hombre, tan descreído, como nos pasa a nosotros muchas veces, que dice: “Yo no voy a pedir ninguna señal, ya estoy harto de todo”. Entonces, el profeta le dice: “¿Así tratan ustedes a Dios? No quieren abrir su corazón. Y lo mismo Dios les va a dar una señal”. Y ahí introduce un mensaje misterioso. El profeta va a anunciar lo que va a suceder varios siglos después. Le dice: “Una doncella, una virgen va a concebir un hijo, y ese hijo será llamado Hijo de Dios; ese hijo será un servidor en medio del pueblo de Israel, ese hijo salvará a Israel”. Así se introduce este hermoso pasaje de la escritura preanunciado por Dios muchísimos siglos antes en el contexto de un rey que tenía que haber mostrado fortaleza, confianza en Dios y, no obstante, no quiere hacer eso. Este hombre no estaba convencido de la fuerza de la Palabra de Dios, no estaba convencido de que Dios lo puede todo, que Dios protege y salva a su pueblo. La Palabra de Dios nos posibilita adquirir convicciones profundas, duraderas, verdaderas, para que nuestra vida transite en paz, en armonía en medio de los problemas, para que podamos llevar la cruz de cada día con fortaleza, con alegría, con un gran espíritu de entrega, para que la voluntad de Dios se vaya cumpliendo entre nosotros.

La actitud diferente de María

Hemos escuchado en el relato evangélico, ese hermoso encuentro del ángel con la Virgen. María es muy distinta al rey que sabía mucho, que tenía mucho dinero, que tenía poder y no es capaz de ser humilde delante de Dios. En cambio, una humilde joven, que está muy convencida de que la Palabra de Dios vital para ella, para que ella se pueda realizar como mujer, como persona, como creyente, tiene la suficiente disponibilidad para aceptar el plan de Dios. Y realmente lo que le proponía el Angel era muy grande, y la Virgen está dispuesta a aceptarlo. “Soy la servidora de Dios; confío en Dios, Dios hará su obra en mí”. Y la hizo. Son dos ejemplos como dos caras de la misma moneda. Son dos seres humanos, pero que uno obra de una manera y otro obra de otra manera.

En nuestra vida aparecen todos los días los ángeles y no los reconocemos

Nosotros, que hemos sido convocados por el Señor para participar de esta Eucaristía, estamos invitados a tomar la decisión de ser como la Virgen. Ella está convencida, se entrega y confía en la Palabra que le es anunciada por un mensaje de parte de Dios.

Se le aparece un Angel y la Virgen fue muy cauta, ella reflexiona en ese diálogo, es prudente y le responde muy bien: “Si usted viene de parte de Dios, que Dios haga lo que le parezca”. En nuestra vida aparecen los ángeles todos los días y no los reconocemos. El ángel siempre llega, y tiene rostro humano; puede ser el mendigo, el barrendero, el policía, un peregrino, un drogadicto, ése es el ángel que llega a mi casa. ¿Cómo lo recibo?, ¿sé discernir? ¿tengo la agilidad que me da la Palabra de Dios para discernir que la primera reacción tiene que ser el amor? Y el amor es acogida, es respeto, es mirarlo en la cara, es compartir. ¿O sencillamente seguimos esclavos de nuestros prejuicios? Ya hemos rotulado a las personas, a cada uno lo tenemos en un casillero. Eso es dañoso, eso nos impide ser libres. Las personas no están escondidas en un molde, son lo que son, tenemos que aprender a aceptarlas; y eso será posible cuando estemos convencidos de que los otros son mis hermanos, no que son proyección mía. Porque normalmente las personas no son en mí lo que ellas objetivamente son sino lo que yo pienso que son, lo que los sentimientos me dicen que son. Entonces, ¿dónde las rotulo? Cuando digo: esta es una mentirosa, esta es una orgullosa, esta otra persona es una creída, esta otra una criticona, es no es de cristianos, es no es de hijos de Dios, eso no es de personas que meditan la Palabra de Dios y viven según ella.  

Tenemos que aprender a ser libres

En este día tenemos que aprender a ser libres, a manejarnos y conducirnos con libertad frente a los demás, la libertad es lo único que nos permite acoger de verdad al otro; escuchar el mensaje que Dios me deja a través de esa persona que está delante mío. ¡Cuánto hay para aprender! Y creemos que lo sabemos todo. No, mis queridos hermanos, le pidamos a Dios que nos dé vida para aprender, para modelarnos conforme al corazón de Jesús, para eso sirve la larga vida.

Lo que llegó a hacer Jesús como hombre lo aprendió de María y de José, ellos fueron los grandes maestros de Jesús. Estamos muy acostumbrados a pegar el saltito, ah, no, Jesús era Dios, y con eso arreglamos todo. No, “Jesús crecía -nos dirá Lucas en el Evangelio- en estatura, en edad, en gracia delante de Dios, y delante de los hombres”. Jesús, como ser humano necesita que se lo eduque, y tuvo los educadores: José y María. Tenemos que tener siempre presente el ejemplo de este hombre y de esta mujer, que eran esposos, que se amaban como esposos y que han asumido responsablemente su rol como padres, para poder educar al Salvador del mundo en su humanidad.  

Ser valientes a la hora de proponer la fe cristiana

José y María han sido personas que no tenían estos prejuicios, que no se conducían en la vida rotulando a las personas sino sencillamente dejando que Dios obre a través de ellos, y por eso han podido ser auténticos educadores, auténticos padres, auténticos ciudadanos en el Israel pobre de su tiempo, que estaba bajo el dominio de los romanos. Y esto lo aprendemos cuando meditamos la Palabra. El que no medita esto no va a entender lo que digo, muchos podrán pensar que este cura no entiende nada, que la vida va por otro lado. Eso dicen los que esto no conocen, los que esto no saborean cada día. Y me duele que haya muchos católicos que estén en esa situación.

La Palabra da sabiduría, mis queridos hermanos, da vida, libertad, permite tener convicciones, ser valientes a la hora de proponer la fe cristiana, valientes en el hogar; los padres son valientes delante de sus hijos, saben dar respuestas a los interrogantes de sus hijos; esto nos da valentía para que ante los compañeros de trabajo no nos arruguemos, nos da valentía para poder hablar con un hermano que dejó la fe católica y se fue a otra, la valentía para poder dialogar con alguien que piensa distinto, y para buscar juntos la verdad que es Jesucristo.  

Un cristiano que no tiene la Palabra de Dios está desorientado

La Biblia es la brújula para el cristiano. Un cristiano que no tiene Biblia, que no tiene Palabra de Dios, es un cristiano que está desorientado en la vida, no sabe para dónde va. El que inspira sus criterios, sus valores en la Biblia, empieza a descubrir que la vida en este mundo es muy linda. Como Dios nos ha mandado a trabajar acá, necesitamos una guía de trabajo, y esa guía de trabajo es la Biblia. ¿Qué tengo que hacer en este mundo? ¿Para qué he venido a este mundo? Acá está la respuesta. Dios no nos ha mandado desprovistos a este mundo, en primer lugar, nos ha hecho nacer en el seno de la Iglesia, que eso es una gran ventaja. Hemos nacido en la viña del Señor. Pero tenemos que ir profundizando y valorando lo que es estar en la viña del Señor, lo que es pertenecer a la Iglesia de Jesucristo. Pero eso es inagotable, y por eso necesitamos todos los días llegar ahí, porque no se puede decir: “Ah, ya sé de qué se trata”. Esa persona está subestimando la riqueza del amor de Dios.

Aprender la humildad de María

Por tanto le pidamos hoy a la Virgen, que así como Ella con tanta humildad, con tanta sencillez meditaba la Palabra de Dios, y vivía de acuerdo a esa Palabra, que también nosotros aprendamos de Ella.

Tenemos que mirar a María como ejemplo, tenemos que copiar a la Virgen en su fe, en su amor, en su servicio, en su alegría, en su compromiso con los demás, para eso la tenemos. No la busquemos a Ella por nuestros intereses mezquinos, que nos encierran en este mundo, y nos dañan tanto. Busquémosla por lo que Jesús la ha dejado como Madre nuestra. Y si nosotros incorporamos a María en nuestra vida, nuestra vida va a ser bella, digna y vamos a sentir que vale la pena vivirla. María no nos va a defraudar, porque Jesús nos la ha dejado como modelo, y El no se equivoca. Tenemos que seguirla como modelo de creyente, de ser humano, de feminidad, de maternidad, de esponsalidad, esa es la riqueza que acá, en Catamarca, tenemos. María está siempre cercana a su pueblo, para mostrar el camino que tenemos que hacer, porque Ella nos lleva a Jesús.

Que la Virgen María  nos conceda desde el Cielo la gracia de que estemos convencidos de lo que significa la Palabra de Dios en nuestra vida, y que ella nos conceda la verdadera libertad de los hijos de Dios.

Que así sea.

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