Los oradores expresaron que nada los abatirá, los dividirá o los quebrará. "¡Compañeros de las trincheras del sistema de salud: no esperemos que los funcionarios valoren nuestra tarea porque no saben lo que es enfrentarse día a día con la muerte. Redoblemos esfuerzos y sigamos luchando juntos!", arengó con voz firme la enfermera Marta Navarro, del Centro de Salud. Luego invitó a la CGT y a la CTA a adherirse al paro nacional del 23, convocado por la Federación Nacional de Gremios de la Salud.
Falta de respeto
Sergio Amaya, del hospital de Leales, dijo que el aumento de haberes propuesto por el Gobierno es una falta de respeto. Recordó que el 24 se conmemorarán casi dos siglos de la Batalla de Tucumán que libró Belgrano en 1812. Amaya miró la Casa de Gobierno y luego se dirigió a la muchedumbre. "A 200 años de ese hecho histórico, aquí está un puñado de gauchos vestidos de blanco para decirle al Gobierno que no nos vencerá", remató.
Mostrar la realidad
Por primera vez en los reclamos del sector de la salud, los médicos residentes se sumaron a la protesta. Franco Lafuente, residente de Clínica en el hospital Padilla, habló en representación de los 400 residentes que tiene el Siprosa. "Como profesionales en formación -enfatizó- estamos orgullosos de nuestros maestros: nos enseñan a curar, pero también a que la dignidad jamás se vende ni se negocia". Instó a responder el silencio del Gobierno con el diálogo y con hechos concretos: mostrar la realidad de los hospitales porque, en su opinión, es distinta a la que muestran las estadísticas oficiales de mortalidad infantil y de desnutrición. "Somos la mano de obra barata del Estado. Estamos aquí escribiendo la nueva historia de la salud pública de Tucumán. Apoyamos los reclamos. Este es el camino y el momento. Si tocan a uno de nosotros, nos tocarán a todos", desafió Lafuente.
"Bajar los decibeles"
{adr}Respecto del conflicto, el ministro de Salud Pablo Yedlin dijo anoche a LA GACETA: "creo que debemos bajar los decibles y parte de eso es volver al trabajo pleno", dijo, refiriéndose a los autoconvocados. "El reclamo permanente, sin límite, atenta contra la salud de la población", sentenció. Detalló, para ejemplificar, que el hospital Padilla generó en julio 450 cirugías programadas y en agosto sólo 80, y que el Hospital de Niños tiene un promedio de 12.000 consultas y en agosto registró menos de 2.000. "Más allá de la legitimidad del reclamo salarial, la provincia trató de dar respuesta. En junio hubo un aumento. Ahora hacemos otro esfuerzo, pero no aceptan incrementos secuenciales; piden más de lo que se puede dar. Las puertas del diálogo se van a mantener abiertas, y creemos que la volunmtad debe ser de ambas partes", concluyó.
"No seremos los perdedores"
El médico Jorge Mora, de la Maternidad, criticó al Gobierno. "El aumento salarial que nos vienen ofreciendo es una burla, una agresión", dijo. "Vamos a aguantar... Aquí habrá vencedores y vencidos y nosotros no seremos los perdedores. Nuestra lucha no tiene retorno. Queremos cambiar la política de salud y defender los 20.000 desnutridos que tiene Tucumán", afirmó.
"Somos manos de obra barata"
Franco Lafuente -vocero de los 400 médicos residentes del Siprosa- protestó porque les pagan $ 6,50 la hora. "Somos mano de obra barata. Nos usan para cubrir los huecos del sistema. Nuestro básico es de $ 600, trabajamos 80 horas (semanales, de 7 a 17) y estamos de guardia dos veces a la semana. No gozamos del descanso posguardia", explicó.
Fuente/ lagaceta.com.ar
