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Viernes 26 de Abril de 2024
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La muerte del pibe Oscar: primera novela lunfarda

Considerada la primera novela lunfarda de la literatura argentina, La Muerte del pibe Oscar -escrita por Luis Villamayor y publicada en 1926- narra en un argot cruzado de argentinismos que trasciende el mero lenguaje carcelario, las peripecias de un delincuente víctima desde niño de la marginación social y convertido en paladín justiciero.
Escrita por Villamayor (1876-1961), oficial del cuerpo de Guardiacárceles de la Nación, la novela destruida casi en su totalidad por un incendio en la imprenta -se salvaron apenas unos pocos ejemplares- y reeditada ahora por UNIPE Editoral Universitaria, adelantó en 1913 algunos capítulos en la revista Sherlock Holmes.

Condenado a los 9 años a unos meses de encierro por robar dos quesos, el Pibe Oscar salió en libertad por motivos de mala conducta recién a los 18, "convertido en un perfecto delincuente", afirma el escritor Oscar Conde, poseedor de un ejemplar de la novela y a cargo del pormenorizado estudio introductorio y el glosario del libro.

Conde, poeta y profesor universitario, autor de varios libros sobre el habla popular de los argentinos, como el ensayo Lunfardo, dialogó con Télam acerca de la novela La muerte del Pibe Oscar:

Télam: La novela de Villamayor parece una biografía, ya que el retrato del personaje está por encima de los diálogos y la acción.
Conde: Si bien el título es La muerte del Pibe Oscar, la novela cuenta más bien su vida. Villamayor se empeña en contar esa vida desde la infancia con la intención de mostrar que la desatención de los padres a sus hijos, las malas compañías de la calle, el trabajo de canillita, lo arrastran a sus nueve años al correccional de menores.

T: ¿El escritor se sitúa como interlocutor entre el testimonio del protagonista y el lector? ¿Esto hace más verosímil al personaje?
C: La novela fluctúa entre la primera persona de un narrador identificable con el autor, una tercera persona (en algunas páginas desaparece la subjetividad del narrador) y por momentos hay otra primera persona, que es el protagonista, quien toma la palabra.

Si uno piensa que en la vida real, Villamayor era guardia cárcel, las alusiones del narrador a las escenas en las que Oscar fue contándole su vida son completamente verosímiles. Mi impresión es que el Pibe fue una persona de carne y hueso, aunque puede haber sido una suerte de Frankestein, cuyos avatares vitales se integraron con la biografía de distintos presos con los que Villamayor pudo haber conversado.

T: Como especialista, ¿ves rasgos que distinguen de algún modo al lunfardo usado por Villamayor en el marco de una jerga usual?
C: Ofrece un corpus lunfardístico riquísimo con expresiones muy propias de los primeros años del siglo XX en Buenos Aires. Y por su temática, incluye varios tecnolectos del mundo del delito ("meter pique", usar una ganzúa; "cartón junado", ladrón conocido; "lancero de bondi", lancero de bondi; "viudita", billetera y términos del ámbito carcelario: "toquero", funcionario que se deja sobornar; "runcha", ración de carne cruda; "perrera", carro para transportar presos, "mino", homosexual pasivo.

T: Es interesante el dato de las crónicas policiales en diarios y revistas argentinas de fines del siglo XIX e inicios del XX.
C: Había un gran interés por los sucesos policiales. Lo testifican algunas notas de las revistas ilustradas para toda la familia, la existencia de las llamadas hojas sueltas o folletos de pocas páginas en los que se literaturizaban las noticias más cruentas, y que eran vendidos con los diarios, fundamentalmente periódicos populares como Última Hora y Crítica, en sus respectivas secciones policiales.

T- En la novela, "lunfardo" significa a la vez ladrón y lenguaje.
C: El lunfardo (deriva del romanesco lumbardo) llegó a Buenos Aires con el significado que tenía en Italia: "ladrón". Así se la utilizó en el Río de la Plata desde 1870 hasta alrededor de 1920. El hecho de que comenzara a ser usada para designar un vocabulario, se debe a que los primeros interesados por esta habla popular eran policías que pensaban que estaban describiendo el habla de los ladrones.

Luego, el vocablo dejó de designar al ladrón y comenzó a darle nombre al argot de Buenos Aires, que hasta allí se designaba "caló". Otro error surgido del prejuicio, pues el caló era el lenguaje de los gitanos españoles. José Gobello, Mario Teruggi y otros especialistas aclararon que más allá de su nombre el lunfardo no designa el lenguaje de la cárcel, sino el modo de expresión de las clases populares.

T: Hay un diálogo de la novela con el tango, de hecho hay pasajes narrativo se sobreimprime a la letra de canción y sus motivos.
C: La obra de los payadores y el espíritu poético de Carriego se dejan entrever; versos que estaban en el aire y la gente repetía o entonaba. Los años en los que vive el "Pibe" entre la última década del siglo XIX y la primera del XX- son los de Betinotti, de Higinio Cazón y de otros cantores populares que venían de los márgenes.

T: El libro alude a situaciones de necesidades extremas de pobreza que llevan al delito, además de cuestionar al sistema carcelario.
C: No puede ni debe estigmatizarse la pobreza. Los delincuentes no son únicamente personas que nacieron pobres. Villamayor apunta a condiciones donde la criminalidad aflora con mayor facilidad: la desatención de la educación por parte de sus padres y la explotación a la que muchos niños eran sometidos, no pudiendo asistir a la escuela.

La tesis de Villamayor es que todos los criminólogos desde Lombroso, incluidos los médicos argentinos (José Ingenieros, Francisco De Veyga) se plantearon tratar a la población carcelaria como enfermos psiquiátricos, degenerados u homosexuales.

Villamayor opone su experiencia personal en el trato cotidiano con presos. Defiende el buen trato, condiciones de encierro dignas. Pero en su novela se señala como denuncia que los reformatorios y los penales son verdaderas escuelas para los delincuentes.

T: Al personaje se lo muestra como un paladín lúcido que lucha contra un orden injusto; un retobado admirado por sus pares.
C: Si bien el narrador señala que el Pibe Oscar es ladrón, explotador de mujeres y asesino, resalta su buen corazón y su valentía envidiable y única. Yo incluiría al Pibe dentro de una categoría que inventó recientemente el escritor Jorge Fernández Díaz para definir a Remil, protagonista de su novela El puñal: es un héroe infame.

Fuente: Télam

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