Como una suerte de cuaderno de memorias, aparecen allí ciudades como Marsella, Berlín, Trebisonda, París y Pekín y paisajes como el mar Negro, el Mediterráneo y la Provenza, escenarios por los que circula esta dama que espía celosamente la trastienda de la historia, mira de reojo hechos espantosos, cocina para genocidas y, mientras tanto, mastica su venganza por mano propia.
Rose, una bella armenia, decide escribir su vida, pero un hecho del pasado desencadena una serie de recuerdos enterrados. Con la ayuda de un adolescente hacker comienza a desarrollarse una trama de pasiones, miserias, erotismo y añoranza, siempre sazonado con las recetas insertadas en su ADN.
Con elegante astucia para entretejer la gran historia mundial con la pequeña trama personal de una cocinera audaz, Giesbert le pide prestado elementos a la picaresca para pintar un fresco de una rítmica dulce, donde la pasión por la cocina nunca se apaga y la pulsión de vida triunfa.
A Rose, circundada por personajes reales como el jerarca nazi Heinrich Himmler, el líder chino Mao Tse-tung y la pareja de intelectuales franceses Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, le pasa de todo, como es de suponer, y todo es casi siempre malo.
Los años que sobrevive a la Segunda Guerra son clave en el libro. Himmler, comandante en jefe de la SS, genera un fetiche con la cocinera y sus platos, algo que ella -de forma retorcida- retribuye con cierto empeño maníaco, convirtiendo ese lapso de su vida en una etapa inolvidablemente atroz de su existencia.
"Himmler era hasta blando; los demás nazis estaban locos de atar pero Himmler no. Era una persona normal lo que hace de él un personaje mucho más interesante e intrigante. Por eso creo que da más miedo que los otros, de quienes sabes desde el principio que están locos. He intentado crear un retrato muy serio y documentado", contó su autor en una entrevista con la prensa española.
Con buenas críticas, esta novela publicada por Alfaguara es un interesante retrato de la historia, con picantes escenas, destellos de nostalgia y un anexo con las recetas que Rose cocina y añora en su presente.
"Esto no es un ensayo sobre el siglo XX, sino una novela sobre una persona de carácter muy fuerte. Me he basado en esta mujer real, en su sentido del humor, su fuerza vital y su empuje, para plantearme: si colocase a esta persona en el siglo XX, ¿qué hubiera hecho?", dijo Giesbert, inspirado en amigos y personas cercanas que pasaron por el horror del nazismo pero que "conservan una alegrí­a y humor verdaderamente sorprendentes".
Nacido en 1949 en Delaware (Estados Unidos), a los tres años Giesbert se instaló con sus padres en Normandí­a. Tiene una interesante carrera como periodista, biógrafo, novelista y presentador de televisión y actualmente es una de las grandes figuras del panorama cultural francés.
Entre sus novelas, se destacan L'Affreux, ganadora del Premio de Novela de la Academia Francesa en 1992, La Souille, L'Immortel, adaptada al cine por Richard Berry y Un très grand amour, premio Duménil, en 2010. Además, escribió ensayos políticos sobre Jacques Chirac, François Mitterrand y Nicolas Sarkozy.
"Podrí­a decirse que Rose es una caricatura del siglo XX, periodo en el que se ha concentrado lo peor del ser humano en individuos como Hitler, Stalin o Mao, que exterminaron casi 70 millones de personas. Ella no hace más que seguir las enseñanzas de la Biblia: ojo por ojo, diente por diente. Es muy como yo, aunque a mí­ me gustarí­a ser más ella. Con Rose busco que el lector sepa reí­rse de todo, incluso de aquellos horrores más terribles", confesó.
Fuente: Télam
