Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Leguisamo mostró que el hipódromo no estaba solo para celebrar a los poderosos

En Historia del turf argentino, el investigador y crítico cultural Roy Hora estudia el nacimiento y la progresiva decadencia del hipódromo como escenario de elite y su transformación en espectáculo de masas cuando los caballos empiezan a ser eclipsados por los jinetes, verdaderos hijos del pueblo.
El libro, publicado por la editorial Siglo XXI, retrata la confluencia de distintos mundos sociales, las expectativas de clase y la centralidad como deporte, lentamente desplazado por el fútbol.

Hora es historiador, investigador del Conicet, profesor titular en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), y autor, entre otros libros, de Historia económica de la Argentina en el siglo XIX y Los estancieros contra el Estado, en la misma editorial.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

T : ¿Cómo relacionar tu historia del turf en la Argentina con tus libros sobre la historia económica y las elites terratenientes?
H : Hay muchas relaciones pero la que ahora me parece importante poner de relieve es algo indirecta, y gira en torno a la pregunta por cómo ha cambiado el lugar de los poderosos en la sociedad argentina. Yo creo que el turf ofrece un buen mirador para entender las grandes transformaciones de nuestra sociedad, producto del hecho de que en su momento el hipódromo fue un espectáculo de enorme relevancia, cuyos protagonistas fueron actores centrales en la vida del país. Las clases populares, en primer lugar. Basta mirar la prensa periódica entre 1880 y 1950 para advertir cuan popular era el hipódromo, que intensa era la atracción que ejercía sobre amplios segmentos de la población masculina. Muchas páginas dedicadas al turf, todos los días. De hecho, fue el primer espectáculo deportivo con repercusión nacional, y hasta fines de la década de 1930 atrajo no sólo más apuestas sino también más atención y más público que el fútbol. Y también, claro está, el turf fue muy importante para las elites.

En las últimas décadas del siglo XIX, los hombres más poderosos del país, reunidos en el Jockey Club, invirtieron enormes recursos para forjar un turf elitista, y durante varias décadas fueron los verdaderos señores del hipódromo. Invirtieron sumas extraordinarias en caballos, incluso importando ejemplares que se encontraban entre los más caros del mundo. (Carlos) Pellegrini y sus compañeros de afición armaron el hipódromo porque les gustaban las carreras, pero también para realzar la presencia pública de la elite social. El hipódromo fue, en su momento, un gran teatro del poder, donde se exhibía orgullosa la clase alta, ante un público de masas. Construir un turf elitista no fue fácil, ya que la Argentina del siglo XIX era la tierra del caballo, y el caballo estaba muy presente en el mundo popular (nuestro mito popular es el gaucho, un hombre a caballo).

Fue preciso desarmar esa relación. Pero a fines del siglo XIX lo lograron, entre otras cosas porque opacaron a los jinetes, les restaron protagonismo y, como cuento en el libro, a veces recurrieron a medidas bastante violentas para alcanzar este resultado. Finalmente, el hipódromo fue el escenario en el que, mucho antes que en el fútbol, nació la estrella deportiva. Fue allí, y no en la cancha, donde surgieron los primeros deportistas profesionales reconocidos, los primeros ídolos populares, casi siempre provenientes de los estratos inferiores del mundo del trabajo. Lo interesante del caso es que, para ganar protagonismo, cosa que sucedió más o menos desde la década de 1920, los jockeys tuvieron que librar una batalla contra los propietarios de los purasangres, es decir, tuvieron que desplazar del centro del escenario a los dueños de caballos. Para un historiador, pues, el turf es interesante por cuanto constituye un espacio de encuentro entre tres actores decisivos de nuestra sociedad: la clase propietaria, las clases populares y esa categoría que hoy nos fascina, las estrellas deportivas. Explorar como fue cambiando la relación entre estos tres actores, qué tensiones y conflictos de produjeron entre ellos, es un ejercicio cautivante, que nos dice mucho sobre cómo se transformó nuestra sociedad entre los tiempos de Roca y Perón.




Fuente: Télam

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