Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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"Los adolescentes son sujetos tutelares de su propio derecho", destacaron especialistas

El derecho legal de los jóvenes a concurrir a la consulta médica sin ser acompañados por un adulto inspiró en la Ciudad de Buenos Aires un servicio exclusivo para la atención de adolescentes, que "son sujetos tutelares de su propio derecho".
Así lo afirmó la brasileña Carmen Barroso, directora regional de la Federación Internacional de Planificación Familiar.

"La Convención de los Derechos del Niño firmada por los países es muy sabia porque considera a la gente menor de 18 años sujetos tutelares de su propio derecho", dijo a Télam la psicóloga Barroso, también copresidenta del Panel sobre Género y Salud de la Organización Panamericana de la Salud.

El enfoque ayudó a gestar el primer centro de atención de la salud exclusivo para adolescentes, Casa FUSA, en Lezica 3902 del porteño barrio de Almagro, al que podrán concurrir los jóvenes sin el tutelaje de un adulto tal como les reconoce como derecho la ley de Salud Sexual y Procreación Responsable argentina.

Sandra Vázquez, directora ejecutiva de FUSA Asociación Civil y coordinadora desde 1992 del servicio de Adolescencia del Hospital General de Agudos "Cosme Argerich", en La Boca, dijo a Télam que "la legislación en nuestro país permite que los adolescentes se acerquen solos a cualquier sistema de salud, privado o público".
"La Convención de los Derechos del Niño firmada por los países es muy sabia porque considera a la gente menor de 18 años sujetos tutelares de su propio derecho"


"Esto muchas veces no se cumple, por eso decimos abiertamente: los adolescentes tienen derecho a ir solos a la consulta y, salvo casos extremísimos en los que uno deba llamar a un adulto para una internación, se atienden sin necesidad de acompañamiento", dijo.

La médica enfatizó que si el adolescente "tiene la suerte de estar acompañado por un adulto de confianza, mucho mejor para él".

"Casa FUSA nace de un grupo de profesionales que hace más de 25 años trabajamos en el sistema público con un modelo de atención integral, desde el servicio de Adolescencia del Hospital Argerich que queremos replicar", contó Vázquez, quien integra la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto-Juvenil.

Vázquez indicó que "atendemos a una adolescente más allá de que esté o no embarazada, la escuchamos, la ayudamos a que tome sus propias decisiones y la acompañamos en lo que ella decida, guardando el secreto profesional".

Lo que se busca es "que no corra riesgos de salud y está todo el sistema sanitario que permite eso, para que no tenga miedo a ser denunciada y que llegue al servicio", enfatizó.

Vázquez precisó que, "después de lo que ocurra -sea que llegue al parto, lo dé en adopción o lo interrumpa-, puede tener un método anticonceptivo y no estar de vuelta embarazada en tres meses".

En la Ciudad de Buenos Aires, la información y la provisión de métodos anticonceptivos es a partir de la edad reproductiva: en el caso de la mujer, la niña que tenga su primera menstruación ya puede tener acceso al método; en el caso nacional, a partir de los 14 años.

Barroso refirió que hay un cambio histórico muy importante en lo que es ser adolescente: "La transición de la infancia a la madurez era anteriormente mucho más rápida y ahora se extiende mucho".

Esto ocurre "porque las sociedades son más complejas, exigen un tiempo más largo de formación profesional y también porque los cambios en la naturaleza de la familia y la urbanización, acaban por tener una influencia muy grande sobre la libertad de decidir".

Según Barroso, hay semejanzas de los adolescentes en casi todas las culturas y clases sociales respecto a "que están buscando un proyecto de vida, afirmarse, descubrirse a sí mismos, experimentar y aprender de sus propios aciertos y errores lo que les conviene".

De todas maneras, "nuestras sociedades son muy desiguales, y los adolescentes más pobres tienen muchas restricciones a su capacidad de ejercer sus derechos", observó.

"Hay una adolescencia diversa, con adolescentes de clase alta y baja, casadas, solteras, lésbicas, heterosexuales: hablamos de adolescencia pero hay muchas formas de serlo", observó.

Barroso cuestionó la "tentativa de volver al pasado muchas veces idealizado, sin reconocer toda la violencia que también existía antes con los matrimonios precoces que restringían las posibilidades de desarrollo".

Una característica de la época es el choque de los jóvenes con el mundo del consumo, una parte del cual "significa ampliación y libertad, pero otra parte trae problemas graves por imposición de patrones que muchas veces no le son benéficos al adolescente".

"Me refiero al consumo de sustancias que hacen mal a la salud, como los alimentos procesados con mucha grasa y sal, que le van a traer problemas por el resto de su vida, o al de refrescos adicionados que lo van a llevar a la obesidad", objetó.

Para contrarrestar esa realidad, "las políticas nacionales tienen que pensar formas de reglamentar la publicidad para que no manipule al adolescente en sus aspiraciones", propuso.

"Yo creo que tenemos la responsabilidad de ayudarlo a pensar bien, para que decida lo que es mejor para su vida; creo que una educación comprensiva que apunte al potencial de desarrollo personal, y muestre lo bueno que es el sexo y también los riesgos que tiene, lo hará decidir sobre sus relaciones de una forma bien pensada", concluyó.

Fuente: Télam

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