La mujer rezó mucho cuando era rescatada por la Policía Lacustre el sábado desde su casa en Niogasta. "Esto es una pesadilla. Así no se puede seguir viviendo por aquí. En el verano uno vive más en medio del agua que en terreno seco. Y eso es porque no se trabaja en el río. Nos cansamos de pedir obras y no hacen nada", protestó la mujer. El sábado fueron rescatadas unas 30 personas de los parajes anegados.
"No te dejan nada"
Varios vecinos se negaron a ser evacuados, porque no quieren abandonar los pocos bienes que lograron salvar del agua. Elvira fue clara: "en mi casa quedó mi marido y un hijo para cuidar las cosas. Es que si uno se va un día de aquí, los cuatreros y otros ladrones no te dejan nada. Se llevan lo que encuentran. Son peores que las crecientes".
"¿No pensó en irse a vivir a otro lugar?", le preguntó LA GACETA. "Y sí, pero hay que tener otra casa y trabajo. Además, una se crió aquí y tiene una forma de vida muy distinta a la de otros pueblos o a la de la ciudad", justificó.
En Sud de Lazarte -hasta donde llegó LA GACETA luego de una dura travesía junto al personal de la Policía Lacustre y de Defensa Civil de Aguilares (a cargo de Isabel Gordillo)- la mayoría de los 40 vecinos de la zona perdió electrodomésticos, ropa y muebles, entre otras pertenencias. Algunos de ellos decidieron exponer al sol estos elementos para tratar de secarlos y volver a usarlos. Pero algunos están tan dañados que no tienen remedio.
Vivos
En Sud de Lazarte, la buena noticia de la jornada de ayer fue la aparición con vida de Roberto Medina, de 83 años, y de su sobrino Manuel, de 41. No se sabía nada de ellos desde el jueves, cuando mandaron un mensaje de texto por celular. Daniel, hijo del hombre mayor, había denunciado el hecho en la comisaría de Monteagudo.
Al principio pensó que Roberto estaba solo, pero luego se enteró de que lo acompañaba su sobrino. "Al parecer, salieron a caballo desde la casa, pero no llegaron a Monteagudo, donde suponíamos que habían ido", relató. En un operativo coordinado por Miguel Paliza, del Ministerio del Interior, los hombres fueron rescatados en el patio de la vivienda en la que los sorprendió el desborde del río Chico.
Tras ser trasladados en el helicóptero de la Provincia, Roberto y Manuel tuvieron un emotivo reencuentro con sus parientes. "Estaban sin alimentarse desde hace cuatro días y dormían sobre un sulky. En la casa en la que estaban el nivel del agua llegó al metro y medio. Se salvaron de milagro", explicó Paliza. Los rescatados, que aparentemente están en buenas condiciones físicas, fueron trasladados al hospital de Simoca para ser revisados.
En el centro asistencial, Roberto y Manuel relataron la experiencia. Ellos no habían salido hacia Monteagudo, como pensaban sus familiares, sino que habían ido a controlar la hacienda. "Yo había salido de mi casa en Niogasta a ver los animales y de repente llegó la creciente y ya no pudimos volver. La situación era jodida, porque había mucha agua. La primera noche armamos la cama en un sulky, porque no queríamos meternos adentro de la casa; teníamos miedo de que se caiga", recordó Manuel.
Su tío dijo que si bien las inundaciones se volvieron una situación habitual de cada verano, él nunca había visto el río tan embravecido. "Desde el año 2000 que vienen las crecientes. Antes era un pueblo lindo, pero el agua corrió a toda la gente. Ya no queda casi nadie; todo es agua", agregó Manuel.
Fuente: lagaceta.com.ar
