Catamarca
Sabado 27 de Abril de 2024
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Los europeos deberían aprender algo de Latinoamérica

En Adoquines bajo la playa, el pensador español Germán Cano Cuenca juega en el título con aquel graffiti del mayo francés para proponer un estudio de la situación política del mundo global, atenazado por vigilancias político-sanitarias que redundan en la fórmula que acuñó Gilles Deleuze: sociedades de control.
Desde Madrid, Cano asegura que en los medios españoles "se ofrece una imagen reduccionista del intervencionismo estatal" en Latino América, y en ese marco entiende que "no estaría nada mal que empezáramos a debatir sobre lo que podemos aprender de estas políticas latinoamericanas".

Su último libro, publicado por la casa Grama en su colección "Afueras de la ciudad", adquiere cada vez mayor consistencia si se piensa al valor de uso en el mismo plano que el valor de cambio, y por fuera de esa ecuación nada, o nada más que el intercambio de mercancías.

Esta es la conversación que el pensador español mantuvo con Télam desde Madrid.

-T: El libro está subtitulado Escenografías biopolíticas del 68. La escenografía social contemporánea, ¿no es en su totalidad biopolítica?
-C: Bien, resultaba complicado no utilizar ese término puesto que buscaba iniciar una reflexión tentativa sobre la pareja conceptual vida-política. Por otro lado, mi intención era explorar al asunto confrontando el diagnóstico sobre la experiencia de mayo de autores procedentes de la tradición autonomista italiana como Toni Negri, que observan en el 68 un punto de inflexión, con otras interpretaciones como la de (Jacques) Ranciére.

Me interesaba añadir, además, a esa discusión una cuestión clásica; la dialéctica entre las figuras del señor y el siervo; considero apresurada, desde estos presupuestos, esa idea de que sólo puede construirse lo común "potenciando" al sujeto constituyente. (Michael) Hardt y Negri utilizan la expresión deleuziana de que el sujeto impotente es "una fuerza superada de lo que puede".

"analizar la cuestión biopolítica desde la imagen teatral de la "escenografía" ayuda a entender los procesos emancipatorios mejor que una visión expresionista."-T: ¿Entonces?
-C: Busco situar ese empoderamiento en un campo de fuerzas más complejo, donde no cabe prescindir de algún tipo de mediación dialéctica. En otras palabras, percibo que analizar la cuestión biopolítica desde la imagen teatral de la "escenografía" ayuda a entender los procesos emancipatorios mejor que una visión expresionista.

Dicho esto, tampoco considero que la autonomía de lo político sin la economía lo explique todo. Y trato de cuestionar que la oposición a un poder que se encarna de forma productiva en la vida pueda provenir de una apelación a un vitalismo más "afirmativo", más pleno, menos reactivo. Es un problema filosófico clásico: Hegel o Spinoza. Intuyo que la salida es pensar dialécticamente esta tensión de otra forma y no en apostar por uno o por otro.

-T: ¿Existe una relación de estructura entre biopolítica y capitalismo?
-C: En efecto. En ese libro, más que sostener el desplazamiento de la reflexión sobre el capitalismo a la biopolítica, queríamos defender su relación. Percibíamos que en el marco de la reflexión filosófica, el problema del "biopoder" estaba siendo utilizado para dejar de lado el diagnóstico de (Karl) Marx, como si los análisis de Foucault hubieran superado esa temática, ampliando el campo de lo política a escenarios moleculares y decisivos. Por el contrario, al utilizar la fórmula "biopolítica y capitalismo" pretendíamos mantener esta tensión.

-T: ¿Y qué hay del control social?
-C: Estoy de acuerdo con lo que decís del control social, que es una idea de Deleuze, añadiendo que la crisis del sistema disciplinario no implica su total desaparición. Pero resulta interesante utilizar esa plantilla deleuziana para analizar las redes sociales y los nuevos procesos "creativos" laborales, inmanentes a los dispositivos de poder.

-T: El psicoanalista Eric Laurent no dudó en definir a la política actual como biopolítica a secas. ¿Cuál es tu opinión?
-C: Si atendemos a la victimización de las demandas y reivindicaciones sociales, la preponderancia de la queja, la exaltación del cuerpo pasivo, parece que "el cuerpo a secas" es el único horizonte capaz de articular la negatividad política; pero hay que estudiar, por un lado, en qué medida esta imagen, fomentada por los medios de comunicación afines al poder, caricaturiza las prácticas sociales de resistencia que están poniéndose en juego.

Por otro, esta "biopolítica a secas" no es sino la otra cara de una tecnificación de la voluntad política "desde arriba". Aceptando el diagnóstico, llamaría, sin embargo, la atención sobre los riesgos de identificar, como hace (Alain) Badiou, a la política verdadera como ajena a todo tipo de autoconservación biológica o como militancia sacrificial.

-T: ¿Cómo ves a América Latina?
-C: Desde los medios españoles se ofrece una imagen reduccionista del intervencionismo estatal, consecuencia de un caudillismo populista genuinamente latinoamericano. Se deja de lado cualquier debate sobre cuestiones de justicia social, reparto de la riqueza o enfrentamiento a las directrices económicas del FMI. En un momento en que nuestro sistema se descompone (corrupción de instituciones, partidos, crisis del sistema representativo, recortes sociales, paro juvenil), no estaría nada mal que empezáramos a debatir sobre lo que podemos aprender de estas "políticas latinoamericanas".

Fuente: Télam

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