Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Luminosa novela de Claudia Piñeiro

El error más común en el que se incurre cuando se habla de la escritora Claudia Piñeiro es vincularla directamente con Las viudas de los jueves. Como si su nombre fuera sinónimo del título de una de sus primeras novelas.
Otra de las cosas que sucede con la autora es considerarla parte central de un paquete de best sellers, donde entran desde libros de autoayuda hasta novelitas sensibleras. Y la verdad es que Claudia Piñeiro ha demostrado un crecimiento constante en sus procedimientos estéticos. Textos tan entrañables como Elena sabe, en el que narra el descenso de una mujer aquejada de un mal incurable, o Un comunista en calzoncillos, donde irrumpe la figura de su propio padre, se alternan con tramas policiales, precisas y atractivas, como es el caso de Tuya o la más reciente Betibú.

Una suerte pequeña, su última novela, no sólo es un texto de una escritura envolvente, sino también una indagación sobre la responsabilidad y las consecuencias de ciertos actos que pueden parecer inocentes a simple vista. No vamos a contar la historia, porque nunca un comentario crítico debería avanzar en ese sentido. Sin embargo en este caso es imposible no dar algunas pistas para poder seguir avanzando. María maneja su auto y atraviesa un paso nivel de manera imprudente. En el asiento trasero viajan su hijo Federico, de seis años, y Juan, un compañerito de escuela. El auto de detiene en la mitad de las vías. Cuando aparece el tren ella intenta salvar a los dos chicos, pero lo logra sólo con su hijo. A partir de ese momento la existencia de María se convierte en un infierno. ¿Por qué se salvó su hijo y no el amiguito? ¿Qué reacción tendrá la comunidad a la que pertenece su familia frente a la tragedia? ¿Cómo reaccionarán con Federico los compañeros de Colegio? ¿Qué actitud tomará su marido? En toda buena novela las respuestas escasean y las preguntas abundan. A medida que se avanza en la lectura aflora el dolor de manera contundente. María ya no será aquella mamá que llevaba sus hijos a la escuela. La desgracia la ha convertido en otra. Pero también le ha de deparar una suerte pequeña, o inmensa, depende de cómo se mire. Un hecho fortuito la ubica al lado de un hombre, Robert Lohan, director de un prestigioso colegio de Boston, que lentamente la ayudará a recuperarse de la tragedia y le ensañará que no es lo mismo una mujer rota que una mujer dañada.


Fuente: Télam

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