"En 2009 cuando se armó la orquesta en Glew fueron a la escuela a la que yo iba a invitarnos. Primero no me anoté, pero como me gustaba la música quise probar aunque nunca había escuchado ni visto una orquesta", cuenta a Télam Giovanni Bejarano (de 14 años), miembro de la Orquesta Escuela juvenil de Almirante Brown.
Con un prolijo flequillo hacia el costado y anteojos de marco cuadrado, Giovanni se presenta con timidez, pero poco a poco se va soltando y confiesa que recién en este viaje conoció el mar: "me gustó la playa pero no me metí tanto en el agua, aunque cuando hizo calor estuvo buenísimo poderse refrescar".
Más allá de las dificultades para aprender a tocar un instrumento, que en su caso es la viola, el joven detalla que "integrar una orquesta es complicado al principio porque hay que adaptarse a todos, pero después cuando pasa el tiempo te vas haciendo amigos y va siendo más fácil porque sabés cómo tocan".
Gabriel Blanco hoy tiene 12 años y está en la Orquesta Escuela de Chascomús desde 2006, es decir, ya pasó la mitad de su vida junto al cello: "primero nos daban varitas para practicar, hasta que un día nos apoyaron el instrumento acá en el pecho, ahí tuve mi primera clase con la profesora Jade", recuerda.
Gabriel, bastante más extrovertido que Giovanni, sigue detallando el proceso de aprendizaje: "primero nos enseñaron a apoyar los dedos, después nos dieron un dibujo para que sepamos cómo teníamos que hacer y así empezamos".
Por su parte, Agustina Priante, de 14 años y también de Chascomús, es parte de la Orquesta desde 2010, cuando un compañero que tocaba el cello la invitó a ver un concierto: "me gustó el cello y me anoté, además tuve la suerte de que la orquesta funciona a la vuelta de mi casa", cuenta.
Agustina coincide con Giovanni sobre las particularidades de tocar en un colectivo: "integrar la orquesta me gusta porque más allá del instrumento te enseñan a compartir y a muchas cosas más".
La experiencia de Mateo Human, de 11 años, fue diferente porque él estaba estudiando violín cuando se enteró de la existencia de estas orquestas: "me pareció que estaba bueno y me sumé", dice.
Junto a los integrantes de sus respectivas orquestas los cuatro músicos comparten desde hace una semana hotel y escenario en Mar del Plata y, más allá del mar y la playa, los cuatro aseguraron que lo mejor de esta experiencia "es tocar con otros".
"Además yo creo que me voy siendo mejor compañero, obvio que nos peleamos, pero después nos pedimos perdón porque nos dimos cuenta de que eran pavadas", asegura Mateo.
Además de las orquestas de Almirante Brown y Chascomús, durante el verano ofrecerán sus conciertos formaciones musicales de otras once localidades con la misma modalidad: cada orquesta se queda una semana en Mar del Plata y realiza tres presentaciones.
"Cada una de las orquesta tiene historias particulares pero también realidades sociales, culturales comunes de cada ciudad, y esto conlleva a una riqueza no sólo cultural, técnica y pedagógica sino también social", describe a Télam Javier Astorga, director del Programa, vigente desde 2005 pero que tuvo más impulso a partir de 2009.
Astorga señala que la confluencia de orquestas de diferentes lugares en la ciudad balnearia "potencia los objetivos del programa": "la elaboración de un repertorio común hace que las variables técnicas, pedagógicas y musicales que existen posibiliten el crecimiento de los chicos desde los artístico, más allá de lo cotidiano".
Así, el repertorio varía semana a semana dependiendo de las identidades de las orquestas que se presentan, ofreciendo un abanico que va desde la música clásica hasta el folklore, el tango e incluso alguna que otra cumbia.
Actualmente el programa Orquesta Escuela está conformado por 26 orquestas de 22 distritos y es financiado por la provincia pero también por los municipios donde funcionan.
Las orquestas se presentan los lunes, miércoles y viernes a las 18 en el tradicional playón Las Toscas de Mar del Plata, en el escenario montado por la gobernación bonaerense en el Buenos Aires Arena.
Fuente: Télam
